Capítulo 8

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—¡Qué se jodan! ¡¿Quiénes creen que son?! —dijo Wei Wuxian de repente, lanzando un golpe violento.

Si Lan Wangji no hubiera reaccionado lo suficientemente rápido, basándose en la fuerza de ese golpe, habría terminado con la mandíbula rota.

—Los omegas no deberían decir cosas vulgares —dijo Lan Wangji, frunciendo el ceño. Aunque, él era muy lindo cuando estaba maldiciendo.

Wei Wuxian estaba increíblemente borracho, pero todavía le quedaba algo de conciencia. Él sintió que la persona que lo abrazaba no le haría daño y era increíblemente gentil, así que lentamente bajó la guardia. Permaneció en su regazo y ya no luchó, sólo continuó hablando, borracho y estuporoso.

—No creo que valga la pena hacerlo... Sin embargo, basándome en mis encantos... Puedo encontrar un muslo aún más grande[1]... El más grande y el más grueso del cual aprovecharme... Todos ustedes creen que pueden reprimirme... Voy a salir y encontrarlo... Voy a ir ahora...

Al oír esto, Lan Wangji levantó las cejas, luego tomó sus manos y las colocó entre sus muslos.

—Él que tiene los muslos más grandes en la capital está aquí. ¿Todavía quieres ir a buscar uno? —preguntó casualmente.

Wei Wuxian apretó al azar los músculos de su muslo y palpó antes de exclamar en voz alta:

—¡No es grueso! ¡No es grueso en absoluto!

Lan Wangji se quedó sin palabras. Intentaba procesar que acababan de rechazarlo porque su muslo no era lo suficientemente grueso. No había manera que un alfa aceptara esto. Lo que era peor era que la mano de Wei Wuxian había tocado un lugar que no debería haber tocado; y hasta le había dado unas palmaditas allí.

—Hm, ¿qué es esto... tan molesto...? Lo puedo sentir...—dijo Wei Wuxian. Su tono estaba lleno de desdén.

La expresión de Lan Wangji se oscureció. Si lo dejaba continuar así, podría hacer algo que iría en contra de su moral.

La persona que había estado afuera ya se había ido, así que Lan Wangji inmediatamente abrió la puerta y sacó al omega ebrio.

Llegaron al estacionamiento subterráneo, y el que les abrió la puerta con una actitud pomposa fue Lan Jingyi.

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó Lan Wangji y frunciendo el ceño.

—Fui a verte a tu casa, pero ni tú y ni A-yuan estaban, ¡Así que vine a buscarlos! Gege, realmente no conoces el código del hermano. ¿Cuándo compraste este coche? ¡Es incluso más genial que el que me regalaste ¡Ahora me siento humillado!—dijo Lan Jingyi, que parecía sentirse agraviado.

Lan Wangji lo ignoró y ubicó a Wei Wuxian en el asiento trasero. Lan Jingyi estaba sentado en el frente y giró la cabeza para examinar a Lan Wangji y la ropa desaliñada de Wei Wuxian. Lan Jingyi estaba sediento de chismes.

—¿Dónde lo recogiste? ¿Por qué tardaste tanto? Mira a A-yuan, ¡Casi se convirtió en el Amah Rock[2]!

Tan pronto vio a Wei Wuxian, A-yuan se mostró expectante, presionando su cuerpo contra la ventana de cristal.

Al principio, a Lan Wangji le preocupaba que Wei Wuxian fuera un borracho ruidoso, pero quién diría que cuando A-yuan se acercara a él no reaccionaría de ninguna manera extrema. Sólo lo miró y luego lo abrazó como si el niño fuese una cómoda almohada.

Lan Wangji no era el tipo de persona que alimentará chismes, y lentamente se quitó la corbata y la chaqueta.

—¿Qué pasó hoy? —Preguntó Lan Wangji.

El secreto perfectoWhere stories live. Discover now