Capitulo 20

10.7K 911 242
                                    

"No son celos"

Faith- Calvin Harris.

Tanner:

Todavía no podía creer la concentración que pude mantener al final del partido.

Lo complicado que era para mi seguir órdenes o un patrón fijo respecto a algo establecido —como el modo de juego— era todo un reto, la única razón por la cual no había dejado el equipo, era porque amaba demasiado el Lacrosse como para permitir que el trastorno me lo arruinara.

Y ahora había logrado canalizar mi impulsividad e hiperactividad en un mismo punto 15 minutos seguidos.

Lo más difícil de tener TDAH —al menos para mi— es que no puedes mantenerte calmado o sereno, siempre quieres que las cosas se hagan más rápido, se te complica ser paciente, inclusive en cosas muy pequeñas como conversaciones, o recordar lo que tu madre te pidió que hicieras la noche anterior.

Todo se vuelve un reto. Vivir contigo, conocerte de nuevo y darte cuenta que partes de tu vida se han visto afectadas; mantener relaciones interpersonales y ser social es un verdadero laberinto, y no quiero decir que sea horrífico o que no puedas vivir con ello, pero creo que muchas personas no entienden que de por si la adolescencia es difícil por su cuenta, con problemas más fuertes como un trastorno... bueno, solo resta decir que es una mierda.

Al menos yo no era de los que hablaba hasta por las rodillas, o que interrumpía conversaciones de la nada, a mi eso no me iba, quizá porque en general hablar no me gusta, pero sé que ese también es un punto clave que remarcar, ser olvidadizo, buscar o investigar algo por asociación, como si la duda y la curiosidad fueran imposibles de mantener a raya. También somos mas propensos a experimentar con estupefacientes y hacernos adictos a ellos.

No solo es no poder tener concentración, no, son muchas cosas más allá de eso.

¿Qué hacía mirando a Faith a nada de terminar el partido? El verdadero significado de la mierda de neuronas funcionales que tenía en este momento.

Faith era como ese punto clave de concentración total que me permitía —o mejor dicho obligaba— a tener, no me había dado cuenta de lo mucho que ella y su forma de ser habían influido en mi cotidianidad hasta ahora.

Por primera vez en mi vida sentí ese revoloteo en el estómago que te causa ganas de vomitar por la impotencia.

No sabía quién era ese chico, no recordaba haberlo visto por aquí, tampoco me importaba, la verdadera pregunta era ¿Por qué?

Necesitaba entenderlo mucho mejor.

El marcador estaba casi empatado, solo nos faltaban 3 puntos para alcanzarlos y debíamos hacerlo en menos de 15 minutos.

Estaba entre proteger el flanco de Vicco, cuidarme del idiota de Roger y no dejar solo a Hope, y todo eso al mismo tiempo.

Me estaba volviendo loco.

Lincoln no era nuestro mayor contrincante por pura gracia, el equipo era estúpido y muy sucio, pero por ello también eran buenos, no les importaba el costo del punto mientras este fuera valido.

Y aunque las reglas dictaban que cualquier falta grave a la salud de un contrincante era penalizada con la expulsión del partido, Roger no la obtuvo después de mandar a Beau al banquillo.

Estaba hirviendo del coraje, pero debía concentrarme, necesitaba obligarme a hacerlo.

—¡Thomson protege a Vicco! —Grité.

No era el capitán, pero me estresaba que las cosas no se hicieran más rápido, no teníamos tiempo que perder, mucho menos cuando otra derrota por parte de los imbéciles de naranja nos respiraba en la nuca.

La guía de consejos de Faith. Where stories live. Discover now