Capitulo 26

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"Ella va primero"

This is why we can't have nice things - TS.

Tanner:

El reloj electrónico que había en la cómoda de a lado marcaban casi las ocho de la mañana.

Y en otras circunstancias, sin duda me quejaría por estar despertándome tan temprano un sábado y en pleno viaje de generación, pero al sentir la compañía a mi derecha, cualquier asomo de disgusto desapareció.

Faith estaba sobre mi pecho, con las ondas de cabello castaño cubriéndole parte del rostro y las mejillas rosadas repletas de pecas que le restaban casi cinco años.

Y a pesar de estar a punto de querer cortarme el brazo por no sentirlo, no me moví un solo centímetro, sabía que Faith era de sueño ligero, con el más mínimo ruido o movimiento se despertaría, así que opte por volver a cerrar los ojos, con el afán de rememorar lo que había sucedido horas atrás.

No solo me confesó sentir cosas por mi desde hace años, sino que también demostramos lo mucho que nos habíamos controlado con los deseos —que aun no podía creer— eran mutuos. Soñé con este momento desde que tenía uso de razón, y quizás aceptar que tener una relación con Hatice había sido una salida desesperada por intentar olvidarme de Faith me convertía en un gilipollas, pero no podía impórtame menos.

Pensar que por ella tuve motivos para fingir una relación con la que puedo llamar mi primer amor, la absuelve de todo odio que pude sentir en algún momento.

Ya no me importaba la beca, o entrar en la mejor universidad por mi esfuerzo, todo eso pasaba a ser segundo plano teniéndola aquí, recostada en mi brazo, con la respiración acompasada y el semblante relajado.

Estaba tan tranquila y serena que no podía imaginar todas esas noches que pasó en vela por un idiota que no supo lo que tenía a su lado. Entra casi en un cliché, ver como la persona a la que siempre has querido a tu lado, es lastimada por alguien que jamás estará a su altura, y hablando en serio, ni siquiera yo sabía si la merecía lo suficiente, pero estaba decidido a demostrarle que podía llegar a ser el hombre digno de su cariño infinito.

Con nosotros nada era fácil, pero era de verdad, y eso es lo único que importaba.

Era lo único que quería demostrar, que a pesar de saber que los dos habíamos sido un dolor de cabeza para el otro, decidimos querernos con aquellos defectos que disfrazábamos al ojo público, porque no es fácil admitirlos frente a los demás, pero cuando encuentras una persona lo suficientemente valiente para quererte con todo ese cumulo de imperfecciones, lo único que deseas es no soltarla.

Recordé la primera vez que la vi, sin duda jamás esperé que nos volveríamos las personas que éramos ahora. Empecé esto con la sola intención de obtener un beneficio propio, me vi egoísta, y no ponderé lo que podía suceder al convivir tanto tiempo con ella. Supongo que por eso todo esto me resultaba difícil de creer, y eso ya es mucho que decir, porque jamás había experimentado algo que no pudiese describir.

Pero ella era así, era esa palabra inexistente en el diccionario, una más bien con tantos significados que no alcanzabas describirla sin omitir algún detalle, y algo tan incierto suele encaminarte a la perdición.

Lo cierto es que yo siempre estuve perdido, siempre estuve enredado en el bosque de mil significados que era Faith Lawrence.

Y no quería salir de allí, nunca.

—Buenos días —Susurró en mi pecho despabilándose el rostro, sonreí, porque no podía hacerme el señor Don serio con ella más tiempo.

Nunca pudiste de todos modos.

La guía de consejos de Faith. Where stories live. Discover now