Capítulo 8

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Capítulo 8

Mi teléfono vibró en la parte trasera de mi pantalón y lo saque de inmediato.

-¡Emilia!- era mi madre- donde estas, todos estamos preocupados porque nadie tiene idea de donde fuiste.

Me levanto de golpe asustada y miro la pantalla del celular >

-lo siento mama, la verdad se me paso la hora- me disculpe.

- pues más te vale que llegues aquí en menos de media hora, Abigail ya llego y dijo que no estaba contigo, me puso los pelos de ¡punta!- grito.

- calma, calma, no grites que ya llego.- guarde el celular de inmediato y corrí hacia mi casa. De aquí a allá había unos 30 minutos por mucho, exactamente el tiempo que mi madre me había dado, corriendo como yo iba, unos 20 tal vez. Vivo en el distrito 16 de parís, la muette, para ser exactos. Mi mama me mataría.

Entré sigilosamente por la puerta principal y cuando estuve a punto de subir la escalera mi madre me detuvo.

-alto ahí...- llevaba unos jeans ajustados y una blusa de color azul marino, el cabello suelto y las manos las tenía puestas en forma de jarras a juego con su muy marcado ceño.- ¿dónde estabas?

- dando un paseo- respondí.

- un paseo de ¿tres horas? Abby me ha dicho que se separaron a medio día.

- si lo siento, es que fueron una serie de eventos desastrosos y termine hiendo a la torre Eiffel, fue un descuido de tiempo- me encogí de hombros y mi mama no me pregunto más. Subí la escalera y me encontré con una Abby muy molesta.

-¡fantástico!- grite exasperada- y ahora, a ti que te sucede, porque al parecer a todos se les ha dado hoy por hacer mi vida miserable.

Abby simplemente se limitó a mirarme fijamente y luego de los cinco minutos más largos de mi vida decidió hablar.

-lo siento- suavizo su ceño y dejo de mirarme- me enojo por cualquier cosa, solamente estaba preocupada por ti. A penas nos separamos en el café pensé que vendrías directo casa, pero cuando llegue luego de dos horas, me encontré con que ni tu madre sabía dónde estabas.

No se me había pasado por la cabeza lo preocupados que habrían estado todos por mí, y así era, es decir desaparecí por tres horas y no conteste mi teléfono. Cuando lo vi tenía más de veinte llamadas perdidas de mi madre y de Abby.

-no, no, yo tuve la culpa, la verdad no pensé que estarían tan alterados, solo fui a dar una vuelta y pasaron una serie de sucesos que jamás imaginaria, casi fui golpeada, y este chico me salvo, y... y- me di cuenta que me estaba alterando mientras le contaba mi desastroso día a mi prima por lo que me calle instantáneamente.- olvídalo...

-¿sabes qué? Cada día estás más rara. ¡Oh! Y te traje un helado de chocolate de los que tanto te gustan, está en le nevera. Para que luego no digas que no me acuerdo de ti- añadió.

Hice cara de emoción, y le pegue un fuerte abrazo, pero antes de salir corriendo pregunte.

-oye, ¿y Sara? No la he visto hoy, bueno a pesar de que no he estado en todo el día, pero igual es raro. Pensé que se pegaría de nuestros traseros como niña huérfana.

-tu mama me dijo que salió esta mañana, luego de que nosotras nos fuéramos. Sabrá Dios a donde.- se encogió de hombros. Y así sin más baje rápidamente a la cocina y abrí el refrigerador, para encontrarme con el hermoso empaque color azul del helado.

-oh, hermoso y preciado helado, que rico te ves- susurre hablando con el tesoro que tenía en mis manos.

-como dije. Rara- hablo de nuevo Abby entrando a la cocina.- desde cuando le hablas a la comida prima.

puntos suspensivos  #Wattys2016Where stories live. Discover now