¿Que tan grande puede ser un cambio?
• Insignificante
• Preocupante
• Catastrófico
Pues en este caso, el cambió fué muy catastrófico. Hasta el punto de hacer que grandes amigos... se hagan enemigos a morir.
1400 en un Reinó de hace mucho tiempo, un...
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- ¡¡¿Por qué?!!... ¡Yo no me quiero ir! - gritó el joven de 16 años
- ¡tienes que hacerlo! Cada príncipe lo ha hecho ¡Y tú, no serás la excepción! - gritó su padre.
Querrán saber cómo llegamos aquí... Pues... Yo también. Por eso volveremos un poco más atrás, o tal vez unas horas antes.
El castaño se encontraba estudiando junto a su amigo, aunque actualmente ya era su guardia personal.
- Ari, ya no avanzo. ¡A mí que me importa que pasó hace 30 años! - cerró el libro de forma abrupta.
- lo lamento, príncipe Andrés... Pero usted debe terminar su trabajo para mañana - habló firme en la puerta.
- vamos Ariel, deja ya la formalidad... Ya... Perdiste ese toque de felicidad que te quedaba - se levantó y caminó hacia su dirección.
- eh estado... Con una crisis en mi cabeza y... Estoy algo estresado - frunció el seño.
- ¿sabes que puedes contarme verdad? - lo abrazó de imprevisto.
- si...
La puerta se habíó, dejando a la vista de dos gemelas. De 15 años de edad.
- mamá quiere que vayas a su habitación. Ariel, tu padre te llama a la sala de conferencias. - llamó el hermano mayor, no se llevaban bien por alguna razón.
El pelirrojo solo salió de la habitación y el castaño también, dirigiéndose a lugares diferentes.
El castaño iba llegando al cuarto de sus padres, mirando aquella puerta con temor. Siempre que lo llamaban así de repente no era bueno.
Abrió la puerta con timidez, adentrándose en aquella habitación obscura.
- Andrés, siéntate - le pidió el albino con una mirada sería y fija.
El castaño tragó grueso y se sentó al frente del jóven de cabellera blanca y ojos carmesí.
- Andrés, te toca hacer 2 años de estudio intenso fuera de la capital, en un pueblo lejano al este - sacó un pergamino con la beca.
- pero, yo no quiero ir, quiero quedarme - explicó frunciendo el seño.
- tienes que, cada príncipe lo ha hecho. Hasta Víctor - entró su padre con un tono cansado.
