XV

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PDV ANDRÉS

La preocupación empieza a consumir mi mente y todos mis pendientes. Intento distraerme pero no puedo.
Mis padres se dieron cuenta que no he matado a nadie. Me lo han dicho varias veces, ¿comes algo siquiera?
O también he escuchado como los otros vampiros me juzgan.

“¿Le dará miedo matar? Porque si es así ¿de que sirve que sea el hijo del rey?”

“¿Está sano? ¿Cómo rayos sigue vivo si no está comiendo?”

“¿Un vampiro compasivo? Nunca oí nada parecido en siglos”

Y así muchos comentarios que están empezando a artarme...

Es molesto y ellos saben que los puedo escuchar, pero son tan infelices que lo hacen aún sabiéndolo.
Yo no se lo he dicho a mis padres sobre lo que está pasando con Ariel. Solo les he dicho que el me dió una reserva de sangre hasta que me acostumbré, pero obviamente es mentira.

Solo de pensar la sangre humana pasar por mi garganta... Me da una náusea involuntaria. Pero, ahora que lo pienso, debo acoplarme a las normativas, ser independiente. No depender de la sangre del pelirrojo, no es correcto ni para, cómo para el.

Necesito despejar mi mente, el ambiente sofocante de la casa solo de colores blanco, negro y azul, tonos fríos como nosotros, es molesto ver lo mismo y lo mismo siempre. Para aliviar el ambiente decidí que salir de casa sería la mejor opción, tomé mi abrigo (porque hay que ser discretos por el invierno) agarré la manilla de la puerta y salí. Vivíamos en un lugar poco concurrido, con algunas casas a nuestro alrededor, no llegan ni a 6. Era una residencia cara y elegante, nada fácil de pagar.

Camino por la única calle que separa el bosque de la vegetación abundante, observando como un poco de basura aparece, pero es retirada por un chico pelirrojo de ojos azules grisáceos, y con exageradas pecas en su cara blanca.
Según lo que cuenta mi hermano, se llama Haro, tiene tal vez unos 19 años.

— ¡Andrés! ¿Cómo estás? — preguntó en cuanto nota me presencia.

— Haro — lo nombro para saludar, el sonríe ante mi sonrisa forzada, estoy muy estresado con todo esto y no haber comido en más de 5 días no ayuda tampoco.

— ¿A dónde vas? Ya mismo anochecerá, no es conveniente ir por ahí con todas las muertes y desapariciones que hay ahora.

— No te preocupes, se cuidarme solo. — y con eso seguí el sendero hacia el bosque.

Me daba miedo poner en peligro al pelirrojo, no tenía nada de culpa hacia todo esto. Le debo mucho y mejor estoy muy agradecido.

Mientras caminaba no me di cuenta que no estaba en un lugar conocido por mí. A dónde miraba no reconocía nada de lo que estaba a mi alrededor. Era un lugar algo diferente, menos árboles de color verde obscuro y turquesa.
Estos eran más como amarillos-naranja y verde lima.

Un maullido llamó mi atención desde la lejanía, parecía el llanto de un agonizante animal. Posiblemente un gato por el maullido constante y agudo del pequeño.

Lo encontré en una trampa para ratas, era recién una pequeña cría. Tal delgada que sus huesos se podían apreciar por encima del pelaje castaño y gris que llevaba.

Forcé el seguro y saqué con mi mano a la pobre y pequeña criatura peluda. Estaba temblando de frío o de miedo.
Seguramente ambas, ya que la temperatura de hoy es de al menos unos 6 grados. Al sentir una caricia de mi parte empezó a entrar en calor, perdiendo ese temblor poco a poco, casi por completo.

A los pocos minutos se encontraba acostado en mi regazo, ronroneando y llegando a dormir una siesta.
Mientras lo acariciaba me dí cuenta que su pelaje era blanco con castaño, estaba muy sucio y en las raíces de su pelaje estaban casi limpias.

Me levanté y caminé hacia un olor familiar con el gatito en mis brazos.
No podía describir muy bien el olor, estaba apenas perceptible para mí.
Pero poco a poco logré reconocer ese aroma, era de Haro, usaba mucho perfume. Estaba a unos cuantos kilómetros, pero se iba acercando. Si el conocía este lugar me convenía encontrarme con el.

Cuando me vió sonrió con alivio, corrió hacia mi con algo de prisa. Pero al ver al gatito en mis brazos su semblante se enserió.

— ¿Dónde lo encontraste? — me preguntó con su mirada fija en el gato, mirando si tiene heridas.

— Amm, sígueme. Soy malo dando instrucciones — reí por lo inútil que sonó eso.

Lo guíe con dificultad, todo parecía estar igual, pero encontré el camino con dificultad.

— No se permite cazar animales en esta parte, más adentro si se puede a menos que sean animales en peligro de extinción. — limpió la zona y dejó un cartel de no cazar en esa área.

— ¿Cómo sabes de esto?

— Soy guarda bosques. Por la misma razón conozco este bosque como la palma de mi mano. — sonrió mostrando sus dientes blancos y perfectos.

— Bueno en ese caso, ¿me puedes llevar a casa? No tengo idea de dónde estoy.

— Tienes suerte que te encuentre por aquí, a estás horas el lugar se pone peligroso y la carretera más cercana está obstruida por un deslave. — me miró para ver si seguía detrás de el.
— Solo sígueme. ¿Si? — yo solo asentí con la cabeza y nos adentramos más al bosque.

[•••]

Me sorprende su condición física, hemos estado caminando por casi 2 horas y no parece tener ni una sola gota de sudor o cansancio.

— ¿No te cansas? — me preguntó sorprendido.

— Tengo una buena condición física

ꨄ︎ Carmesí ꨄ︎ -Spartor-Where stories live. Discover now