Capítulo 25. Más allá de los sucesos

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Prisión de Wisconsin

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Prisión de Wisconsin. Treinta de abril, ocho y cuarenta cinco minutos de la noche.

No me importa estar detrás de las rejas, no cuando allí me sentía más segura que estar afuera junto con ese pequeño monstruo que me había traído aquí. La misma que creía que me había hecho un daño al sacarme de su juego, sin embargo, me había hecho un bien mayor al saber que tendría la posibilidad de no volverla a ver.

Lo que sí me dolía era las decisiones que me llevaron a donde estaban, situaciones que yo sola tomé y me ubicaron en esta cama dura dentro de este cuarto encementado de pesadillas ajenas, tallado por las lágrimas de prisioneras que, con un poco de mala suerte, estuvieron aquí primero que yo.

Mis ojos se fijaron en la redondez de la luna que se colaba por la pequeña rejilla que servía de ventana hacia el exterior y dejaba entrar la luz del astro mientras mis pensamientos me carcomían desde lo más interno de mí.

Fue aquel verano del mil novecientos noventa y nueve en el que mi vida cambió de alguna manera. Apenas era una practicante de psicología, supervisada por una experimentada en el área desde hacía más de veinte años. Estaba estudiando el comportamiento de una recién recluida a prisión con la condena de cadena perpetua y que recién había descubierto que estaba embarazada.

Era una de esas circunstancia en la que la madre no experimentaba en ningún momento lo síntomas del embarazo y de repente tenía los dolores de un parto repentino. Evidentemente la psiquis de una persona cambiaría para siempre con esta situación y era mi deber estudiar este tipo de casos para mi tesis de universidad.

— ¿Katherine? ¿Cómo te sientes? —Cuestioné a la mujer postrada en cama con una mano encadenada por las esposas hacia la cama para que no intentara escaparse mientras dos guardias se encontraban fuera de la habitación. Ella no respondió—. ¿No te gustaría comer? Debes estar débil después del parto, sé lo que se siente.

Nada.

Ni un quejido o palabra salió de sus labios. Ella parecía perdida en algún extraño limbo del que no podía escapar tan fácil. Como si su alma fuera capturada y arrebatada de su cuerpo, sus ojos perdieron considerablemente el brillo que emana el ser humano al sentir o estar bien. Apunté aquello en mis libreta para presentárselo después a la supervisora, quizá podría explicarme aquella situación más allá de lo técnico. Claro, si no estaba de mal humor, como siempre.

Irreales [Terminada] Bilogía ✨Inestables✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora