Luego de todo lo que pasó, entendí porque quienes quieren vivir frente a la cámara, renuncian a la vida normal.
Es demasiado complicado llevar esa doble vida. No sabes quienes están ahí porque te quieren, o quienes están ahí por lo que quieren cons...
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Acababa de llegar, pero... ya estaba impaciente. No la estaba esperando específicamente frente a su escuela. Estaba a una cuadra del lugar, solo por seguridad, pero podía ver perfectamente como algunos comenzaban a salir.
Tenía que calmarme ya. Suspiré tratando de liberar mis nervios, y luego bajé del auto. Necesitaba caminar un poco para relajarme, pero ni eso ayudaba. Terminé apoyándome en la puerta del conductor, mientras respiraba profundamente varias veces.
— ¿Hola? —levanté la mirada y me encontré con una chica castaña y de ojos verdes.
— Eh... ¿Hola?
— ¿Vives por aquí o...?
— Estoy esperando a alguien. —dije sonriendo.
— ¿Tú novia?
Mi novia... Claro, en mis sueños.
— No, solo es mi amiga.
— Ah... ¿Tu novia sabe que vienes por ella a la escuela?
— En realidad, es la primera vez que vengo por ella. Es que tenemos algo que hacer. —ella solo me miró insistentemente.— Y... no tengo novia.
— No te creo. —ante esa respuesta, solo le sonreí algo incómodo.— Soy Camille.
— Pearce.
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— ¿Es normal que ya quiera que se acabe el año escolar? —dijo Alice.
Maia y yo nos miramos, antes de hablar al unísono.
— En ti, sí.
— Entonces ya no lo diré, por este mes.
— Cincuenta dólares a que no lo logras. —Alice me miró buscando mi opinión.
— No me meteré. —solo era cincuenta dólares, pero prefería no participar en esta apuesta.
Aquí cualquiera podía ganar.
— Hecho. —ambas se dieron un apretón de manos, antes de salir de la escuela.
— Bueno. Hasta aquí llegué yo, señoritas. Tengo que irme.
