Luego de todo lo que pasó, entendí porque quienes quieren vivir frente a la cámara, renuncian a la vida normal.
Es demasiado complicado llevar esa doble vida. No sabes quienes están ahí porque te quieren, o quienes están ahí por lo que quieren cons...
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No me sentía así de... calmado y feliz desde hacía mucho tiempo. Ahora sí, esa parte de mi vida que antes faltaba, estaba ahí. Todo estaba bien, para mí.
Terminé quedándome un rato más con ella, antes de volver con mi mamá.
— ¿Dónde estuviste, Pearce? Te estuve llamando desde ayer en la noche. —dijo algo enojada, cuando entré en casa.
— Lo lamento. Yo juro que iba a volver rápido, pero... no pude.
— ¿Dónde estuviste?
— No... no importa. Ya estoy aquí. Estoy bien.
— Pearce, ¿qué pasó?
No es que no quisiera decirle que todo... con Maddison se había arreglado. Pero... no sabía si era buena idea contarle en ese momento. Se suponía que estábamos ahí, para que dejara de pensar en ella. Como si eso fuera posible.
— El paseo me ayudó mucho. Es todo. —ella iba a preguntar, otra vez, pero yo me apresuré.— ¿Por qué nuestras cosas están aquí abajo?
— ¿Qué no recuerdas que tienes una premiere en una semana?
— En mi defensa, nunca me dijiste cuando tiempo estaríamos aquí.
— ¿Seguro de que no quieres decirme algo más?
— Mamá, estoy bien. En serio. Ya todo está bien. No tienes que preocuparte.
— Eres mi hijo. Por más que estés por cumplir veinte años, voy a seguir preocupándome por ti.
— Te quiero, mamá. —dije antes de abrazarla.
— Y yo a ti.
Supongo que su... idea de llevarme ahí a distraerme no funcionó como ella quería. Pero al final salió mejor.
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— Te ves... demasiado feliz. ¿Pasó algo que aún no me hayas dicho? —luego de acabar con sus... cosas en New York, Chandler volvió a LA.
— Digamos que... tengo todo lo que necesito para ser feliz.
