You're all I need - Pearce Joza y tú

31

Antes de volver, temporalmente, a North Carolina, tuvimos un pequeño reencuentro con la mayoría de los chicos. Solo estaban Matt, Trevor, Meg, Terry y yo. Los demás, o no estaban en Estados Unidos, o estaban trabajando, en otros estados.

Estábamos jugando spikeball, hasta que en uno de los puntos, la pelota se fue muy lejos. Mientras Trevor iba por ella, yo me alejé un poco para tomar agua.

— ¿Puedo jugar? —no era cierto.

— ¡Maddison! —por los pasos rápidos, y el grito, supe que Meg fue la primera en acercarse a abrazarla.

— ¿Qué tal el tour? —escuché que le preguntó Terry.

Ni siquiera me animaba a... voltear. La última vez que la vi, nuestra relación se había terminado. Y... no estaba seguro de cómo reaccionar, luego de todo lo que había pasado desde entonces.

— Bastante bien, para ser un mini tour.

— ¿No vas a saludar? —me preguntó Matt, mientras se acercaba a mí.

— Eh, sí, claro.

Con algo de miedo, me acerqué a ella, con Trevor y Matt.

Y... solo me miró por un segundo. Ni siquiera me devolvió el "hola". El resto de esa tarde, fue igual. Ella no hacía más que ignorarme, cosa que me confundía demasiado. Nosotros... quedamos como amigos, ¿no? No nos volvimos a hablar en todo ese tiempo, pero... no era que nos ignoraramos. Solo no teníamos de qué hablar, y ya. Ahora, literalmente, me estaba ignorando y evitando. Desde el hecho de que, cuando Trevor dijo que ella podía quedar de equipo conmigo, Maddison dijo que lo haría con Meg; hasta que ni siquiera me miraba.

— Sé que fui la última en llegar, pero... debo irme. No he dormido bien en un largo tiempo, así que... prometo ser la última en irme la próxima vez. —dijo ella, antes de despedirse de todos.

Ni siquiera en eso dejó de ignorarme. Estaba prácticamente a su lado, junto con Trevor y Meg. Pero solo los abrazó a ellos, mientras que se despedía de los demás con un movimiento de mano. Otra vez, ni siquiera me miró.

Ya hacía unos días que todo en mi mente estaba más que claro. Así que... debía hablar con ella. Sabía que había mucha posibilidad de que... no pudiéramos retomar todo, desde el punto en que lo dejamos. Antes de verla, sabía eso, y estaba dispuesto a... esperar, o hacer lo que hiciera falta. Pero ahora... no sabía como iba a resultar.

Cuando los chicos volvieron al juego, no dije nada. Solo me alejé rápidamente, para alcanzarla.

— Maddi... Maddi... Maddison, espérame. —llevaba llamándola ya algunos minutos, pero ella ni siquiera se detenía.— Maddison, por favor. —dije mientras aceleraba, para interceptarla.— ¿Qué pasa?

— Tengo que irme. —dijo tratando de sonar normal, pero no lo lograba.

— ¿Qué ocurre? No... no entiendo porque actúas así conmigo. Creí que... íbamos a ser amigos... —ella suspiró con pesadez, mientras miraba a los lados. Después me miró a mí. Ahora sí que no trataba de ocultar algo. Claramente algo había pasado, y yo estaba involucrado. La forma en la que me miraba lo dejaba muy claro.— ¿Qué?

— Yo creí que tú no serias capaz de muchas cosas, y me equivoqué.

— ¿Qué? Yo... Maddi, no sé de qué hablas.

— Deja... de fingir, ¿bien? Lo sé todo.

— ¿Todo de qué?

— De porque terminaste conmigo. —ella...

— Te juro que todo tiene una explicación.

— Si dejaste de sentir algo por mí, solo debías decirlo. No tenías que inventar que estabas... confundido y que no querías lastimarme.

— Jamás dejé de sentir algo por ti, Maddison.

— Las mentiras no hacen falta. Sé todo. Sé lo de Camille.

— Lo digo en serio. Te juro que no es como crees. Yo jamás...

— Déjalo. Ya todo quedó claro. —dijo antes de solo rodearme, y caminar hacia la salida. Pero cuando estuvo a unos metros de mí, se detuvo.— ¿Sabes? De verdad creí que serías... la última persona, en todo el mundo, que podría hacer algo así. Pero me equivoqué, igual que con todo lo que se refiere a ti.

— Maddi, por favor...

— Maddi, nada. Puedo perdonar muchas cosas, pero no esto. Y, aunque lo hiciera, ya no quiero tener nada... que ver contigo. —ahora sí, se fue.

Quería ir detrás de ella. Quería tratar de explicarle las cosas. Nada fue como ella pensaba. Pero... no podía verla así. Que me haya dicho todo eso... no era lo único que me dolía. Dolía el escuchar su voz quebrada, dolía ver que estaba conteniendo sus ganas de llorar. Dolía saber que, aunque terminé con ella para no lastimarla, al final lo hice.

No podía dejar que las cosas terminaran, definitivamente, así entre nosotros. Ella... ella era todo para mí. Era lo único que necesitaba para ser feliz.

Terminé volviendo con los chicos, solo para no preocuparlos. No sabía si ellos habían oído todo, o solo no quisieron preguntar. Pero nadie dijo nada. Tratamos de seguir la noche, como si nada hubiera pasado.
Aunque para mí ya... no fue lo mismo, al menos ellos pudieron disfrutarlo.