✘V E I N T I C I N C O✘

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"Un crimen se descubre tarde o temprano, y cuando intervienen dos personas, más bien temprano."

Edward G. Robinson

9 años atrás

Era la noche antes del cumpleaños número catorce de mi hermana. Llevaba días preparándole un álbum de fotos de ambas como regalo. Me había esforzado un montón para reunir el dinero necesario quitándole un poco cada noche a mi mamá y mi papá, solo lo suficiente como para que no se dieran ni cuenta.

Si me descubrían, me iban a regañar. Pero eso no me detuvo.

—Qué descanses, mi niña. —murmuró mi mamá, mientras me acariciaba el cabello y luego de arroparme en la cama.

Fingí que dormía hasta que la escuché abandonar la habitación. Entonces, me puse de pie sin hacer mucho ruido y encendí la lámpara de mi mesita de estudio, sacando el álbum guardado en mi gaveta.

Ya estaba casi terminado, solo me faltaban unas cuantas anotaciones y alguna que otra decoración.

Estuve un buen rato en ello, hasta que el reloj marcó las doce de la noche y me apresuré a darle los últimos toques. Cuando ya estaba terminado, lo envolví con papel de regalo y sonreí emocionada. Abrí la puerta de mi habitación con el regalo en mano y miré a ambos lados del pasillo, vigilando que no hubiera nadie. De puntillas, caminé hacia la habitación de mi hermana que quedaba al final del pasillo en el que me encontraba.

—¿Lu? —murmuré, dándole suaves toques a la puerta. No dejaba de mirar a mi lado por si alguno de mis padres se levantaba— ¿Luana?

Seguí insistiendo, pero mi hermana no salió en ningún momento. Agarré la manija de su puerta y la abrí. La habitación estaba vacía, la cama tendida y las ventanas cerradas. Tampoco se encontraba en su cuarto de baño.

¿Dónde estaba mi hermana?

Un poco desanimada, me dispuse a bajar hacia la cocina por si se había levantado a tomar agua o a comer algo. Levanté mi regalo con ambas manos y me quedé mirándolo mientras caminaba para luego soltar un pesado suspiro. Quería ser la primera en felicitar a mi hermana.

Con ese pensamiento rondando por mi cabeza, comencé a bajar los escalones con pesadez. Cuando ya casi llegaba al primer piso, tuve que levantar la vista en el momento en que algo se movió frente a mí.

El regalo en mis manos cayó al suelo cuando mis dedos perdieron la fuerza con la que lo sostenían. Podía escuchar el latido de mi corazón en mis oídos, y mis ojos abiertos a más no poder. Estaba atónita con la imagen frente a mí. Parpadeé repetidamente, buscando la falla, pero no había ninguna.

Mi padre ladeó la cabeza en mi dirección cuando escuchó el sonido del regalo estampándose contra el suelo. Su rostro perdió el poco color que le quedaba.

—¿Princesa? —murmuró mientras su rodilla chocaba con el martillo ensangrentado que había a su lado.

—¿Qué has hecho, papá? —sollocé al borde de las lágrimas.

—No pasa nada, princesa. —exclamó mi padre, levantando las manos con las palmas en mi dirección. La sangre en ellas, me sobresaltó.

Bajé la mirada hacia la persona que se encontraba tendida a su lado. Mis piernas flaquearon cuando mi mirada se cruzó con la suya. Sus ojos de colores diferentes, se encontraban fijos y vacíos hacia mí. Su frente tenía una grieta por la que salía un ligero hilo de sangre, su blusa estaba manchada de rojo y su cabello marrón estaba hecho una maraña.

—¿Luana? —la llamé. No sé por qué lo había hecho. Solo tenía diez años, pero podía diferenciar a una persona viva de una muerta. Y ella... ella no respiraba.

Control: un cuerpo, dos almas©️ [Killer #0]Where stories live. Discover now