36. Ampliando círculos

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Dedicado a una de las lectoras que me hace sentir orgullosa de poder entretenerla, y que ha recorrido conmigo el camino de esta saga que pronto llega a su fin. Muchas gracias, estimada Caro.


Un lobo con piel de oveja, oculto en un lugar de buenas personas, Diana no podía sacarse al maldito de la cabeza, ¿Quién era? ¿Cuál era su motivación para matar a las jóvenes que secuestraba de la forma en que lo hacía? A su cabeza volvió como remolino lo que conocía de su cómplice; Santos había mencionado ángeles y salvación a Nora, aquello comenzaba a tener sentido al pensar en la vida de sus víctimas, pero aún faltaba Fátima. Pese a que llevaba una vida de orden como las demás, no era tan religiosa y tenía un novio oculto, entonces ¿Por qué la eligió? ¿Por qué de forma tan precipitada?

Si tan solo pudiera encontrar una forma de hacer hablar a Santos, si Manuel se lo permitiera. Le daba vueltas a la idea una y otra vez, tan distraída que no se dio cuenta cuando a la solitaria cafetería en la que se encontraba llegó el hombre con el que pidió verse. Él tampoco quiso hacerse visible de inmediato, antes la contempló por un largo instante desde la entrada. La extrañaba, con el tiempo había aprendido a disfrutar cada detalle de ella, desde la rudeza con la que interactuaba hasta la llamarada que consumía su piel con arrebatos de pasión en sus encuentros fortuitos. Siempre lo maravilló la forma en que ella gozaba y se transformaba cuando sus cuerpos unidos buscaban complacerse, era como si dejara su coraza y le permitiera ver a la verdadera Diana, la que no tenía miedo de ser amada. De saber que estaba a punto de perderla, se hubiera perdido él mismo con ella días enteros sin importarle nada, le habría hecho el amor despacio para dormir juntos después. Cerró los ojos un segundo para recomponerse, arrepentirse a esa altura era una nimiedad.

—Lamento haberte hecho esperar —dijo llegando y sentándose junto a ella.

—No lo hiciste, hace poco que llegué.

La taza de café medio vacía en la mesa le dijo lo contrario, pero la forma en que respondió fue el mayor objeto de su interés. En otro tiempo su impuntualidad le habría valido ser recibido con sarcasmo y burla, en cambio en ese momento parecía otra. Estar con él la estaba cambiando, sosegando el ímpetu de su carácter. Lo maldijo por eso. A él le gustaba la mujer mal educada que alejaba a todos a punta de palabras hirientes.

Sin mucho preámbulo le habló de su descubrimiento, él la escuchó atento y ambos agradecieron el trabajo de Saúl, antes de irse les dejó la mayor pista que tuvieron en años. Al recordarlo, un silencio apagó su ánimo. El compañero caído seguía siendo la densa sombra que no les permitía festejar el pequeño triunfo, además, este no estaría completo hasta que atraparan al desgraciado que había hecho de las suyas por tantos años sin que nada ni nadie lo detuviera.

—Además de la lista de las personas que han acudido a la iglesia en los últimos años, creo que Fátima es clave para encontrarlo, los círculos en los que se movía no eran tantos y a ella no la conoció en la iglesia. Quiero investigarla de nuevo.

Bajo nuestra piel [Finalizada]Where stories live. Discover now