Resultados ''Naturaleza''

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Usuario: @Eli-Sama14

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Usuario: @Eli-Sama14

Disparador escogido:

a) Tu protagonista y sus amigos deciden contribuir y plantar un bonito árbol.

Fandom: Inuyasha

Relato:

Era un día común y corriente como cualquier otro: como siempre, Inuyasha peleaba con Shipo y Miroku y Sango hablaban entretenidamente del día.

Ese día Kagome llegó muy alegre desde su casa, pues, se le había ocurrido una buena idea para pasar el día, a parte, que en su época era un día muy especial, o por lo menos para algunos.

—Chicos, tengo una idea muy buena para el día de hoy.

—¿Trajiste comida? —preguntó Inuyasha.

—¡No! No pienses siempre en comida Inuyasha. Hoy quiero pasar el día distinto en compañía de ustedes.

—Creo que sería interesante hacer algo distinto a buscar las perla de Shikōn. ¿Qué idea es esa señorita Kagome? —respondió Miroku.

—Plantaremos un Árbol.

—¿Un árbol? ¿Pero cómo? ¡Eso es imposible!

—Por supuesto que no Shipo, es muy sencillo, solo deben hacer lo que yo diga y todo será muy divertido y fácil. ¿Qué les parece?

Kagome miró a Sango, y se alegró cuando vio un asentimiento de su parte; al igual que de Miroku y Shipo. Entonces todos dirigieron la mirada a Inuyasha, esperando que esté aceptará.

—De acuerdo; iré. —Respondió a Kagome, lo cual, esta se puso muy feliz.

—¡Bien! Síganme, les mostraré cómo hacerlo.

Primero se dirigieron a un lugar abierto, donde hubiera mucho espacio.

De su bolso, Kagome sacó una pala, un envase de agua y una planta dentro de una maceta.

—Listo, ya tenemos todo. ¿Quién quiere abrir el hoyo?

—Yo lo haré. —Dijo Inuyasha.

Kagome le tendió la pala. Pero este la rechazó, y con sus garras empezó a cavar un hoyo. Una vez terminado se lo presentó a Kagome.

—Gracias Inuyasha. Bien, ahora debemos mojar la tierra.

—¡Yo lo hago mamita! —se ofreció Shipo.

Kagome le tendió el envase con agua, y el muy alegre, y con ayuda de Kagome, mojó la tierra del hoyo.

—Listo, ahora toca enterrar el árbol.

—Eso puedes hacerlo tú, Kagome —Opinó Sango.

Kagome asintió. Primero saco la planta de su maceta, luego, con mucho cariño, la plantó que aquel hoyo lleno de tierra mojada.

—Ahora toca enterrarla.

El monje Miroku y Sango, juntos, enterraron las raíces de la planta, para que solo quedarán sus hermosas hojas verdes y su tallo.

—Bien. Shipo ¿Te gustaría regarle más agua?

—¡Si!

El Kitsune, alegre regó la planta.

—Kagome ¿Por qué hacemos esto?

—Porque hoy es el gran día del ambiente.

—¿Y eso existe señorita Kagome? —preguntó El monje Miroku.

—Por supuesto. Sé que en esta época no, pero en la mía sí. Se celebra el día del ambiente, y ese día debemos hacer bueno para este. Como esto que hemos hecho nosotros, plantar una pequeña planta que luego se convertirá en un gran árbol.

—¿Y por qué los árboles son tan importantes, mamita? —preguntó Shipo.

—Lo son porque gracias a uno de ellos yo estoy aquí.

Todos satisfechos por la respuesta que dio Kagome, y muy felices por haber hecho algo distinto, empezaron a ir a la aldea, a seguir disfrutando de sea día en compañía.



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Usuario: @Solary_20

Disparador escogido:

b) Tu protagonista participa en la limpieza de playas.

Fandom: Katekyo Hitman Reborn

Relato:

—Será mejor que te apures antes de que te muerda hasta la muerte, herbívoro.

—¡Ya sé que tengo que apurarme así que cierra la boca de una maldita vez, Hibari!

Lo odia con toda su alma y aunque quisiera llenarle la boca con sus dinamitas se contiene al recordar la promesa que le hizo a su jefe de no meterse en más problemas con el pelinegro, pero es que es imposible. Ni siquiera el idiota del béisbol lo saca tanto de quicio.

El bastardo lo había interceptado justo cuando estaba yéndose a su departamento para que limpiara los residuos que había ese día en la playa como castigo de haber destruido todo el tercer piso de la escuela cuando peleó contra el maniático de los cuchillos para obtener el anillo de la tormenta.

Jaló la bolsa donde estaba poniendo cada trozo de basura que encontraba y frunció el ceño. Había pasado más de una semana desde que eso ocurrió lo cual es extraño conociendo de antemano la conducta del prefecto pues en primer lugar él lo hubiera molido a golpes en vez de mandarlo a hacer esto.

—¿Qué crees que haces?

—Te demoras mucho, Hayato —dijo mientras abría una de las tantas bolsas que había traído para comenzar a ayudar al de ojos esmeralda el cual lo veía como si el mundo se fuera a acabar.

Tal vez y sin que se haya dado cuenta había comido por accidente uno de los horrendos platillos de su hermana mayor porque es imposible que haya escuchado su nombre salir de la boca del japonés. Suspira e intenta despejar la mente siguiendo con su tarea de recoger los desperdicios que encuentra.

Mira su reloj luego de haber ahuyentado unas cuantas veces al ave que el contrario había adoptado como mascota al ver como esta intentaba sentarse en su cabeza y ahí es donde se percata que solo ha pasado una hora. Sin duda esta sería una noche bastante larga y pesada.




¡Muchas felicidades!

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