Resultados "Amor de verano"

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Ganador: @CRYING-WILLOWFandom: Los Juegos del Hambre

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Ganador: @CRYING-WILLOW
Fandom: Los Juegos del Hambre

Él se congeló al reconocerme. La última vez que lo había visto, el cielo tenía un color naranja y era la víspera del fin del verano.

Había estado comportándome mal antes de vacaciones y mamá se había hartado de mí, así que un buen día tomó el teléfono llamo a su amigo Boggs, General de las tropas de Distrito dos, y me ofreció como voluntaria.

Mi tarea era, básicamente, ser la dama del aseo. A pesar de que muchos de los militares mantenían las instalaciones impecables como parte de sus tareas, todavía quedaba mucho por hacer. Pronto notaron que poco importaba cuánto me castigaran o me dejaran sin comer, podía aguantar con tal de mostrar rebeldía.

Uno de esos días se apiadaron de mí. Era la primera vez en días que ingería algo más que agua y unas galletas saladas que había robado y que racionaba para esas ocasiones en las que el orgullo me ganaba.

La hora de la comida había pasado mientras yo realizaba mis penitencias, así que comí en silencio. Al terminar, me dispuse a reponer mis reservas. Estaba sola en la cocina, pero debía ser cuidadosa, pues el chef Mellark podría volver en cualquier momento y no quería encontrarme con él, tenía cierta fama más allá de que su comida fuera deliciosa.

Encontré unos cuantos palitos de pan y bollitos de queso que olían delicioso. Comencé a envolverlos en una servilleta cuando la puerta de la cocina se abrió y justo la persona que buscaba evitar me descubría siendo una rata en su cocina.

—Así que tú eres el roedor que ha estado llevándose cosas de mi despensa...

No tenía sentido negarme, así que lo enfrenté con descaro; en realidad soné como una tonta. No podía pensar bien. La imagen del hombre me había dejado estupefacta y babeando. Tenía amables ojos azules, cabello rubio a juzgar por sus cejas —llevaba el sombrero de chef puesto— y sus músculos traspasaban el uniforme blanco. Él era un sueño.

Me dejó escapar con los panecillos y se quedó hablando conmigo en la cocina varias veces más. Fue frío y distante al principio, pero terminó siendo amigable. Las tardes se volvieron divertidas e intimas, nunca me había sentido más libre con otro ser humano. Me contó cómo se hizo militar y cómo se volvió el chef del lugar. Le conté sobre la muerte de mi padre y sobre mi hermana, Primrose. Él me habló de su familia. Nos hicimos amigos.

Mi actitud cambió. Peeta solicitó que lo ayudara en la cocina y Boggs accedió.

El último día de verano, Peeta y yo fuimos a pasear a una playa cercana. Y me besó. Yo salí corriendo. Estaba demasiado asustada y no esperaba eso para nada, a pesar de que había estado fantaseando con ello.

Volé a casa y, tras unas semanas siendo miserable sin él, comprendí que tenía que volver a buscarlo. Y eso hice. Gracias a Dios que lo hice porque, de otra manera, habría perdido al amor de mi vida. 

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