¡Un lugar para divertirse y retar la imaginación!
Cada cierto tiempo publicaremos un reto para ustedes, con el simple objetivo de divertirse y dar rienda suelta a la imaginación. A veces, estas pequeñas iniciativas son buenas para el bloqueo de escr...
Mi esposo Li Syaoran y yo Kinomoto Sakura somos una pareja de recién casados y hoy estamos reunidos con el arquitecto en su oficina. Días anteriores, le dimos una cuarta parte del dinero pactado.
El señor nos muestra varios diseños de la nueva casa; ninguno de nosotros nos llamó la atención de ver las opciones presentadas por el arquitecto. Al ver la negativa, el hombre nos propone de diseñar nuestra casa ideal en una hoja de papel.
Syaoran acepta y el arquitecto le entrega todos los implementos que iba a utilizar. Se para de la silla, dándonos indicación que nos dejaría solos por media hora y que entre los dos miráramos como iba hacer el nuevo diseño.
Asentimos y el arquitecto sale de su oficina a tomar un receso.
Syaoran me pregunta en un tono amoroso. ¿Cómo me gustaría que fuera la casa?
Tomo la hoja y dibujo con la regla que la casa tendría que ser de dos pisos; en forma cuadrada. Mi esposo, al verme un poco pensativa en cómo iba ir cada lugar; propone que a la entrada iría una sala amoblada, seguido por una fogata y un paso hacia delante se encontraría el comedor; hacia la derecha se hallaría la cocina con un espacio grande donde estaría el lavaplatos, una estufa empotrada, el lugar de la nevera y los utensilios que se utilizarían para cocinar. Cosa que para mi fue una sorpresa, que él pensará tan rápido; pero igual me pareció una buena idea.
Sigue que a dos pasos estaría un baño para visitas, casi al frente por dos o tres dedos se encontraría el cuarto de ropas para lavar y planchar.
En el segundo piso, tomo la palabra y propongo que haya tres habitaciones; una para nosotros con su baño privado, el jacuzzi que me gustaría tener uno y un balcón a la vista de afuera. Luego, seguiría el cuarto del bebé también con su baño y la otra habitación sería el de huéspedes y al lado su baño. También, un cuarto para la oficina de Syaoran y a tres pasos se encontraría un sofacama para ver televisión y al lado la zona de juegos para el bebé. Y por último, entre los dos, decidimos un gran espacio verde dónde estaría el parqueadero, un lugar para mascotas, el asadero y al aire libre donde se atendería las visitas.
A la hora, el arquitecto entra y nos pregunta. ¿Cómo nos fue?
Entre los dos; le explicamos cómo queremos nuestra nueva casa, con los pasos anteriores. El señor, la mira y ayuda a darnos detalles; sin perder de vista el ideal que nosotros dispusimos.
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Yoongi y yo habíamos visto muchas casas, más bien, un arquitecto nos mostró planos para saber si así queríamos nuestra vivienda, pero para mi desgracia, siempre rechazaba las sugerencias.
Cuando me decidía por una, Yoongi siempre le hallaba algún defecto, como si no estuviera conforme y hoy había sido la última propuesta de un apartamento en el centro de la ciudad, estaba en un buen lugar, era espacioso y tenía una ventana que permitía ver las calles, solo que habían defectos: Estaba a medio terminar el piso de arriba, no tenía muebles y divisiones.
Al menos esta sería la oportunidad adecuada para que Yoongi aceptara poder diseñar la casa a su gusto, claro que consultándome si estaba de acuerdo y al menos me animaba para poder decirle con sinceridad un «no».
Entonces empezaría nuestra aventura. Nuestro intento de tener la casa que habíamos soñado.
—Jimin, ¿te parece bien si el baño queda al lado de la habitación? —me preguntó mirándome al mismo tiempo que con uno de sus dedos apuntaba el lugar donde quería la división.
—Será buena idea —confirmé—, pero quisiera que hubiera otro baño en el piso arriba y ahí estuvieran las habitaciones, es decir quiero que la parte de abajo se centre en la cocina y en la sala —hice una pausa para tomar el lápiz e irle señalando como quería la división.
—¿Y el espacio vacío?
Bien, eso me dejó pensativo. Sabía que me iba a restregar en la cara un mínimo detalle que se me pasara por alto solo por no ser lo suficiente observador como Yoongi. Así que para no tener que verlo con su expresión seria, fingí observar el plano que amablemente nos dio el arquitecto para darme cuenta de que tenía razón. Había olvidado que sobraría un espacio, donde iría el comedor, ahora que lo pienso
—Estaría bien un estudio en otra habitación y un comedor en el espacio vacío —añadí no convencido, por lo que sonó como pregunta.
Él asintió y me dedicó una sonrisa apenas notable para arrebatarme el lápiz e ir señalando las divisiones. Sabía que con un espacio solo para Yoongi no iba a negarse.
—Entonces... Habrá un baño en cada piso al fondo, dos habitaciones en el piso de arriba: Una para nosotros y otra para huéspedes. En el piso de abajo estará la cocina, la sala al lado de una ventana, el estudio y el comedor, ¿está bien?
—Sí, el comedor estará cerca de la cocina y el estudio a un costado de las escaleras —comenté—, con el dinero ahorrado compraremos muebles.
Al menos Yoongi no dijo algo más, sino que se veía feliz por mi comentario y la oportunidad de formar parte del diseño. Eso hizo que con más emoción fuera anotando y cuando terminara llamaría al arquitecto para llevar a cabo nuestras ideas. Sabía que esta vez no iba a ver ningún defecto y verlo tan emocionado me resultó suficiente para serlo yo también.
