Capítulo 20 - El cazador relata -

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Es una montaña, estaban reunidos varios animales, de distintas razas y especies, en medio, rodeando un trono de piedra, estaban dispuestos una jauría de Lobos de un tamaño desproporcional. Era de noche, así que era normal que aullaran, pero lo que era realmente el problema era que varios machos alfa estaban ahí.

Se gruñían entre ellos esperando que ninguno se interponga en la manada del orto y luego comenzó la pelea entre dos de los machos alfa, entre la multitud de animales un hombre cubierto de cueros de animal se abría paso para tomar a las dos bestias por la piel de sus cuellos y alejarlos el uno del otro.

— No deben pelear entre ustedes —dijo Daji Dabba enfurecido, algo que ya no era nada fuera de lo normal en él—, el enemigo real está allá afuera... en cuanto terminemos con ellos ustedes podrán sacarse las pieles si desean.

Se paró delante del trono de piedra y se agachó para llegar al suelo, con ayuda de un pedernal encendió una fogata con ramas secas que ya estaban dispuestas en el lugar. Ordeno a unos cuantos orangutanes que tomaran las antorchas y que las acomodaran a lo largo de la superficie de la meseta para que ninguno pase frío.

— Señor —dijo uno de los animales con una voz dentro de su cabeza, una leona, al parecer los animales le respondían mentalmente a Daji—, hemos reunido suficiente agua espiritual para la misión que tiene planeada.

— Nada garantiza realmente que vaya a funcionar —añadió un Gorila de lomo blanco del tamaño de una casa—, Daji, podría matarse intentando ese objetivo.

— Es cierto —contesto Daji—, pero nunca sabremos lo que pasará, si realmente no lo intentamos, debemos comunicarnos con todos loa animal en cada rincón del planeta, sino nada de esta guerra tendrá sentido, solo seremos un grupo de salvajes contra una bola de virus llamados humanos.

— Aun así, sigue siendo peligroso —le espeto un búho cerca del lugar.

— No, claro que no, aquel hombre que anda buscando nuestra anfitriona Niara, es una bestia, tengo que hacerme más fuerte, además, la guerra ya empezó... lo único que tenemos que hacer es ganarla.

— Señor —añadió un murciélago—, aún no entiendo por qué ayuda a esta causa.

— Je, je, —Daji parecía reír en respuesta a un chiste que ya había escuchado— antes que te cuente la historia, avísales a las tortugas que comuniquen al resto de los seres marinos que ya pueden botar todos los derechos a las orillas, después de eso, nuestros amigos aéreos junto con nuestros carnívoros trasladaran todo a las ciudades humanas.

•••

Hace mucho tiempo, cuando tenía como doce años, estábamos de caza en las selvas de África junto con mis padres, me habían dicho que íbamos a cazar unos cuantos leones para tener en la colección familiar sus pieles.

Nos posicionamos en frente de una manada de leones salvajes, mi padre, quien era el más experto, se puso entre las hierbas secas con un rifle, mientras que mi madre estaba desde otra posición dando señales desde la radio.

— Los tengo en la mira —le dijo mi madre— es enorme, aunque las hembras también darían un buen filete.

— Ya lo sé, mantente al tanto si los otros cazadores no están cerca —le respondió mi padre.

— Papi ¿Por qué tenemos que hacer esto? —le pregunte algo asustado, era la primera vez que iba a cazar un animal, y prácticamente era la última.

— De esto vivimos, hijo, dios, le ha dado al hombre propiedad sobre el resto de los seres que habitan el planeta, por eso hacemos esto.

— Pero... no podemos hacer otra cosa.

El Primer Héroe - El único deseo del demonio [Rojo y los héroes del nuevo mundo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora