El Primer Héroe - El único deseo del demonio [Rojo y los héroes del nuevo mundo]

Capítulo 6 - La sorpresa -

A la mañana siguiente despertaron todos con dolor de cabeza, Boris vio a Lara, parada al borde de la baranda fuera de la habitación, con la cara al nuevo amanecer. Ella recordaba lo que había pasado hace cinco años, aquella noche de marzo.

El cómo todo había caído perfectamente en lo que ella misma se había dicho y predicado. La muerte de Percy, quien era el primer héroe en la historia humana y quien en tiempos mejores fue Rojo. Lo único que se le cruzaba por la cabeza es que había sido demasiado ingenua.

Te odio, Percy, — fueron las palabras que circulaban dentro de la cabeza de Lara — ya lo sabía, de antes, pero de haber sido suficiente, debería haber hecho algo ese día, como anestesiarte, o amarrarte a la catrera, ¿fue culpa mía? ¿Fue por la discusión que tuvimos? Cuanto quisiera que volvieras, te extraño... no sabes cuánto lo siento.

Lara se desplomó en el suelo, en cuanto ocurrió eso, Boris fue corriendo a tomarla en brazos y pedir ayuda gritando a Max y a Metal, de inmediato la rodearon y trajeron agua, se había desmayado por no haber dormido toda la noche.

•••

Kora había pasado la noche en el cálido suelo del Amazonas, en cuanto el sol le dio la seña del amanecer, ella corrió en dirección a su salida para reencontrarse con el grupo, no había pasado demasiado desde su separación, así que no sería difícil alcanzarlos con la velocidad que ella tenía.

Aquella noche había esperado con toda seguridad que una bestia salvaje del lugar intentara devorarla o que finalmente los insectos terminaran de succionarle la sangre, pero su sorpresa tuvo que esperar hasta la señal del día.

— Maldita sea, tenían toda la noche para molestarme y decidieron el momento justo en que comencé a partir — dijo Kora gruñendo y golpeando el piso unas cuantas veces.

Cuando hubo levantado la mirada un ser pálido y de cabellos blancos la sorprendió, este mismo iba vestido de vaqueros, botas y gabardina de color negro, tenía los ojos incandescentes en rojo y su expresión facial carecía de alguna emoción o sentimiento.

— ¿eres familiar de la General Niara o algo así? — le pregunto Kora.

— Los dominios humanos no tienen nada que ver conmigo, extranjera — le respondió el ser con enojo.

— ¡Ah! ¿Así que esto es por la nacionalidad?

— Vendrás conmigo, mujer humana, tu vida será una compensación porque tu amigo le hizo a nuestras tierras.

— ¿mi amigo? Espera... ¿Paso por aquí un humano con gran poder?

— ¡Qué te importa! Vieja metiche.

De inmediato el pálido hombre le repartió un golpe en el abdomen a Kora, este no le hizo mucho daño, pero en cuanto quiso dar un golpe este se movió a una velocidad que se le hizo familiar, demasiado familiar. Tenía la misma velocidad que el asesino de Percy, al pensar en ello la piel se le heló por completo.

No tardo demasiado tiempo en aparecer atada de brazos y piernas sobre el hombro derecho de aquel sujeto, el cual hizo caso omiso a las protestas de Kora y camino rumbo a las profundidades de la selva, alejándola del camino que debía tomar.

Pasaron unos minutos y luego de una carrera maratónica a gran velocidad por las profundidades de aquella hermosa selva se introdujeron a una cueva de la cual salieron murciélagos ni bien empezaron a introducirse. Kora grito del espanto que le generaban aquellos animales y exigió una vez más que la dejara ir, a lo que el sujeto respondió quedándose en silencio.

Volvió a correr y en unos segundos apareció en medio de una corte hecha de piedra, sentada en una silla dura cubierta con cueros de animal. A su alrededor todo estaba iluminado de unos fluorescentes minerales. Ella se encontraba en lo más bajo, por encima de sus hombros, la rodeaban en forma circular, más gente pálida de cabellos blancos vestida con las mismas prendas.