LIBRO 2- TÚ ERES MÍA.
ALMAS GEMELAS.
(((CORRIGIENDO Y EDITANDO)))
Se habían separado y aun así estaban unidos por el hilo del recuerdo. Más de un año distanciados y sus corazones seguían unidos, cada uno solo añoraba la presencia del otro, sus ojos...
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Demian.
Aleska me llevó al borde de todo. Me hundí y como podía salía a flote, y cuando sentía que la tempestad pasaba, volvía aún más fuerte llevándome hasta el fondo, robándome el aire, quitándome la paz.
Siempre aseguré ser intocable e inquebrantable, indestructible, y aquí estoy, abrazando a mi debilidad, mientras ella está acostada a mi lado envolviéndome con su cuerpo.
En mi vida jamás me imaginé verla cómo la vi, tan rota, tan vulnerable, hundida en la tristeza. Nunca pensé que me fuera a afectar tanto una persona cómo lo hizo ella conmigo.
El recuerdo de lo sucedido hace semanas avasalla mi cabeza como un deja vu, el miedo caló mis huesos y perforó mi corazón a sangre viva cuando la vi impulsandose por el barandal, dispuesta a lanzarse al vacío para así acabar con su existencia. Agradezco que la alarma de la puerta corrediza me haya hecho despertar, mi sueño fue tan pesado que no la sentí cuando se levantó de la cama.
Me quebré, y en medio de mi desesperación me tumbé en el piso de nuestro baño de tan solo imaginarme lo que pudo suceder si no me hubiese despertado a tiempo, la hubiese perdido, ella hubiera acabado con su vida, con la suya y la mía.
Llamé a la única persona que sentí que me podía ayudar, mi suegro, y en sus palabras encontré un atisbo de luz en medio de tanta oscuridad.
No flaqueé, lo juro, aún en mi desesperación y mi sosiego nunca se me pasó por la cabeza dejarla o abandonarla, mi amor se puso a prueba con esta situación y se que aún le falta sanar, pero aquí estoy dando la batalla, siendo su apoyo incondicional.
Aleska me prometió no llorar más a Dylan y que poco a poco iba a continuar con su vida, pero hay días cómo hoy, en lo que la nostalgia toma posesión de su cuerpo y es donde me toca a mí distraerla para que tal sensación no la hunda en el llanto y en la tristeza.
-¿A dónde vas?-Me pregunta cuando me ve levantándome de la cama.
Le dejo un beso en la cabeza.
-A la cocina. Tengo hambre.
La dejo acostada en la cama y me voy a la cocina, tengo un hambre cabrón, reviso el refrigerador y está vacío, así que tenemos que ir al súper a hacer las compras, ya tengo una excusa para salir. Entro a la habitación y Aleska está acostada arropada con su mirada fija en la televisión.
Me siento en la cama y la jalo abriéndola de piernas encima de mi regazo.
-Tengo hambre y no hay nada que comer en el congelador-Llevo sus cabellos hacia atrás-Vístete para ir al súper.
Ella acuesta su cabeza en mi pecho.
-No tengo ganas de salir-Dice sin muchos ánimos.
La saco de mi pecho colocándola frente a mí y le doy un beso.
