5-Ojos Marrones.

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Demian

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Demian.

Llevo el cristal a mi boca tomando un sorbo del licor amargo y oscuro que recorre mi garganta mientras tengo mi mirada perdida en el ventanal de mi oficina.

La mañana ha estado un poco ajetreada, me siento de mal humor, los músculos los tengo tensos producto del estrés y la pila de documentos que reposan en mi escritorio me hacen doler la cabeza.

Giro mi cabeza fijando mi atención hacia la puerta cuando la abren entrando por ella Snyder mi abogado personal. Vino desde los Ángeles, ya que quería venir a hablar personalmente conmigo sobre la solicitud que le demandé.

-Demian-Se adentra a la estancia con maletín en mano.

Dejo el vaso sobre la mesa y me voy a su encuentro. Tomo la mano que me tiende en saludo.

-Snyder.

Le hago un ademán para que tome asiento y yo me voy a hacer lo mismo a mi lado.

Pone el maletín sobre el escritorio y habla mientras rebusca en él.

-Ya hice el documento que me pediste, pero quiero que entres en razón, ¿De verdad quieres hacer ese fideicomiso?

-¿Me ves dudando?

Cierra el maletín quitándolo de la mesa y me tiende una carpeta con unas hojas. La tomo y procedo a leer con detenimiento.

-¿Estás seguro de esto?

-Muy seguro.

-Le estás dejando una suma importante de dinero a una persona que ni siquiera conozco.

-No necesitas conocerla-No dejo de leer-Te pago para cumplir órdenes no para cuestionarlas.

Calla.

-¿Dónde firmo?-Pregunto rato después cuando leo todo y quedo conforme.

-Aquí-Me señala una esquina de la hoja.

Tomo un bolígrafo y procedo a estampar mi firma.

-¿Quién es Aleska Murray?-Me pregunta.

-No te importa-Le respondo con seriedad haciéndole entrega de la carpeta.

Vivir o morir me da igual para mí en estos momentos de mi vida. Respiro porque debo de hacerlo, pero si dejara de hacerlo me daría igual, y si algo me llega a suceder me iría con la tranquilidad de que la dejaría a ella protegida. La odio, pero aún en el odio no dejo de amarla.

***

Meses después...

El sudor corre por mi cuerpo cuando arremeto contra el saco de boxeo. Mis músculos se tensan y los casco en mis oídos hacen retumbar la música en mi cabeza.

Uno... dos... uno... dos....-Digo mentalmente golpeando el saco.

Cansado y con sudor destilando de mi cuerpo me aferro al saco apoyando mi frente. Anoche no pude cerrar los ojos y cuando logré hacerlo, ese maldito sueño que para mí fue una pesadilla llegó a mi consciencia somnolienta y me robó el mínimo de tranquilidad que pude haber tenido.

2-TÚ ERES MÍA (+21)Where stories live. Discover now