Capítulo 21

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Katy

Derek tiró de mí y me aprisionó entre una columna y él.

— ¿Qué...?

Tapó mi boca y negó. Me quedé quieta con el corazón palpitándome a mil mientras él me miraba y fruncía el ceño. Al cabo de un rato suspiró.

— Son contrabandistas. Se dirigen hacia el norte pero acamparan aquí unas horas y buscarán el arroyo para sustentarse.

Su mano destapó mí boca y susurre. — ¿Qué?

— Hay un grupo de contrabandistas que se pasea por todos los territorios, son un grupo de rezagados de diferentes especies. Son buscados por los consejos. Cuando los escuché creí que eran los hombres del que pagó por tu cabeza, pero escuché la conversación que tenían y no eran ellos.

— ¿Ellos saben que estamos aquí?

— No. Las pociones que tomamos nos cubrieron bastante bien. Aunque dudo de que se atrevieran a entrar a esta ciudad si llegarán a saber de nuestra presencia.

— ¿Y que se supone que haremos ahora?

— Esperar a que se vayan.

Lo miré y pensé con rapidez. — ¿No podemos irnos por otro lado?

— Son contrabandistas. Hay vampiros. Apenas salgamos de los muros de aquí podrían escucharnos.

— En la historia que me contaste dijiste que la pareja cruzo un portal que los trajo aquí.

Él me miró y sus cejas se juntaron. Luego de pensarlo unos segundos negó.

— Es peligroso. No sé a dónde van los portales. Mira si terminamos en la Antártida o en desierto de Sáhara. Además podríamos terminar en alguna plaza o algún lugar concurrido de este mundo. Si nos vieran. A mí me matarían y a ti probablemente te borren la memoria antes de mandarte a tu mundo si es que no tienes algún lazo familiar o unión con algún brujo que valide el hecho que estés en el territorio mágico.

— ¿Y entonces qué hacemos?

— Primeramente buscar un punto alto en donde pueda ver con claridad como arman la acampada. En segundo lugar ya que estaremos un buen rato podríamos buscar algo con lo que alimentarnos y luego escondernos hasta que se vayan.

— ¿Escondernos?

— Mira Katherine. Los brujos no pisarán la ciudad por lo que te conté, pero no tengo garantía que las otras especies que los acompañan lo hagan.

— ¿Y entonces?

— Deberemos movernos rápido.

Él dio un paso hacia tras y por fin respiré con normalidad. Su cercanía me había alterado mucho más que el hecho que pudieran descubrirnos.

Sin dejarme procesar él me cargo en su espalda de un movimiento y enseguida me aferre a él cerrando los ojos. Unos minutos después se detuvo y abrí los ojos sintiéndome algo mareada.

— De aquí podremos ver bien y además vemos los puntos de vigilancia por si ellos van allí para ver los alrededores.

Me bajo y miré el lugar con lentitud mientras él caminaba hasta la otra punta del lugar. No era la gran cosa, era una vivienda, un simple mono ambiente. En el medio solo había una mesa con cuatro sillas de madera, bastantes viejas, contra una de las paredes solo se hallaba una pequeña cocina, varias cosas había sobre la pequeña mesada. En el otro extremo había una cama de dos plazas desecha y a un lado una puerta que supuse que habría un baño detrás de ella, del otro lado de la cama una cajonera. En la pared donde estaba la ventana en la que observaba Derek solo había un cuadro y un reloj lleno de tela de araña, pegada a la pared había otra mesa repleta de frascos y mugre. Todo el lugar parecía sombrío, la única luz que entraba era de aquella ventana de la cual Derek había corrido la cortina. Y para agregar, todo estaba cubierto de tierra y el aire era asfixiante, además de haber olor a encierro también había olor a humedad.

Unión de Almas (Trilogía de Almas)Where stories live. Discover now