Bölum 9

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—Príncipe

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—Príncipe.

—Sultana. 

Harika observó a Mahidevran quien acababa de llegar al Harén, también observó a Mustafa, le intrigada ver por primera vez a Mahidevran, a simple vista le parecía bella y atractiva ¿Porque una persona tan bella estaba llena de ambición y maldad? 

—Hermano Mustafa -Selim se acercó a saludar al nombrado quien solamente movió su cabeza- es bueno verte aquí en Manisa. 

—Quería verte y charlar un poco contigo.  

Harika sonreía mientras se mantenía a lado izquierdo de Selim y una molesta Nurbanu en el lado derecho, Mahidevran se acercó recibiendo una inclinación por parte de la veneciana, pero no de la rubia quien seguía con la mirada en los Sezhades.

—¿Quién eres tú? -pregunto ganando la atención de la inglesa quien volteo a verle con una gran tranquilidad- Nunca te había visto en el harén del Principe Selim. 

—Soy la Sultana Harika, Sultana -respondió sonriendo la rubia- soy la favorita de nuestro Príncipe. 

—¿Sultana? Eso quiere decir que tuviste un hijo del hermano de mi amado hijo Mustafa -mencionó fingiendo inocencia detallando cada parte de Harika quien no se inmutaba a la revisión que le daba Mahidevran- me gustaría conocer al pequeño Príncipe. 

—Creo que fuentes internas ya debieron avisarle que fui nombrada Sultana por el gran Suleiman y Hurrem -respondió borrando su sonrisa de amabilidad para poner una expresión de neutralidad total- sin necesidad de dar un hijo al Príncipe… Así que le pido que no finja conmigo Sultana. 

—¿Cómo te atreves…?

—Príncipe -ignoro por completo la frase de Nurbanu quien se había mantenido callada todo el tiempo- volveré a mi habitación, estoy algo cansada y quisiera ir a descansar un momento.

—Adelante. 

—Gracias Príncipe -agradeció inclinándose un poco a Mustafa y luego a Selim- Príncipe y Sultana espero que su estadía sea muy buena aquí con nosotros… Pasaré a retirarme.

Mahidevran observó con enojo a Harika que se iba con Nazenim y Fakria detrás de ella desapareciendo poco a poco de la vista de todos, la Sultana ahora miro a Nurbanu que volvía a quedar callada. 

—Sultana ¿podríamos tomar un poco de té? -cuestión guardando su enojo quien asintió solamente- cariño estaré con la Sultana.

—Si Madre, yo iré con Selim a caminar un poco. 

Mahidevran camino con Nurbanu fuera del harén para hablar con ella sin nadie alrededor de sí misma y al estar dentro de la habitación se sentó esperando que la veneciana hablara. 

—Él llegó con ella… Yo no sabía de aquel regalo… Yo volví antes de Estambul -habló Nurbanu por fin la voz entrecortada manteniendo la cabeza agachada- parece que la Sultana Hurrem tenía planeado esto desde hace tiempo. 

—Hurrem… ¡Hurrem! -exclamó enojada provocando un salto en la otra Sultana- ¿se ha enterado que tú y yo mantenemos contacto? 

—No Sultana, intente ser lo más precavida posible -negó con un suspiro levantando la cabeza para mirarla a los ojos- las cartas eran enviadas por un mensaje de mi suma confianza. 

—Entonces alguien debió de decirle -moderó su voz, no necesitaba armar un montaje en esos momentos- no hay otra razón para que Hurrem haya desconfiado de ti para darle otra concubina a su hijo. 

—Sultana… ¿Qué haremos? 

—Primero… Tenemos que hacer que esas chica se una a nosotras -respondió dejando desconcertada a Nurbanu quien iba alegar- y después, matarla, hacer que confíe plenamente en nosotras y acabarla. 

—Pero Sultana. 

—¿Quieres que Selim vuelva a fijarse en ti? 

—Sí. 

—Entonces haz lo que yo te digo. 

Exigió sonriendo tranquilizando a la Sultana quien asintió tomando asiento a un lado de ella, Nurbanu sentía que todo le iría perfectamente estando del lado de Mahidevran, de todos modos se habían prometido mutuamente cosas y tenían acuerdos cuando Selim "Llegará" a ser Sultán.

—Gracias Sultana… -agradeció tomando las menos de Mahidevran- con usted me siento tan segura y tranquila. 

—Siempre debes confiar en mí, Nurbanu. 

Del otro lado. 

—Sultana -Harika observó a Fakria cuando le llamo- los baños están listos.

—Bien -dijo levantándose de su lugar- ¿sabes donde se encuentran ahora? 

—Están dentro de la habitación de la Sultana Nurbanu -respondió con un suspiro observando a la rubia quien caminaba tranquilamente- parecen planear algo, llevan varios minutos dentro. 

—Por favor Fakria ten un ojo abierto -advirtió mirando de reojo a la sirvienta quien asintió- si ella vino repentinamente, eso quiere decir que ahora me tendrá en la mira. 

—Así es Sultana.

—Tendremos cuidado, Allah sabrá todo lo que esa mujer junto a Nurbanu planean contra mi -dijo sintiendo algo de escalofríos era la primera vez que los sentía al nombrar a la veneciana- nuestra Sultana me ha contado todo sobre Mahidevran y de tanto pensarlo, siento escalofríos. 

—Usted tranquila mi Sultana, me tiene aquí y ellas no le harán nada -demostró con una leve sonrisa tratando de demostrar tranquilidad para ella- yo seré completamente leal a usted. 

Harika agradeció inclinando un poco su cabeza a Fakria, siguió caminando hasta los baños realmente necesitaba refrescarse un poco y volver a su habitación.

La cerámica que Selim le había regalado un día después de que Mihrihmah se había ido era realmente entretenida para matar el aburrimiento cuando no estaba con él, al entrar logró encontrar nuevamente a Mahidevran y Nurbanu

—“¿No estaban en la habitación de Nurbanu?” -pensó sentándose en su lugar para poder bañarse- ¿ha estado disfrutando de su estadía? 

—Así es, todas las criadas están perfectamente adiestradas -mencionó Mahidevran llevando una uva a su boca- las han entrenado a la perfección.

—Habla de ellas como si fueran perros, siendo que ellas son personas y son humanas -respondió recargando su cabeza en la pared y cerró los ojos para disfrutar del masaje que una criada le estaba dando- y recuerde que esas mujeres que están "adiestradas" no les queda de otra que servir a Sultanas tan arrogantes, solo porque es su única opción al no poder salir de esta imperio sin antes salir en una bolsa listas para nadar con los peces. 

—Cuida tus palabras Harika -advirtió Nurbanu levantándose de su lugar para quedar frente a frente con la rubia- estas hablando con la madre de un Príncipe. 

—Se perfectamente con quien estoy hablando Cecilia -respondió abriendo los ojos mirando a la mujer- y solo estoy defendiendo el derecho de estas criadas a ser tratadas como personas… Algo que tú también deberías de hacer. 

Nurbanu levantó la mano lista para golpear a Harika quien sabiendo lo que se acercaba mantenía su fría mirada en ella, esperando el golpe que iba a ir directo a su rostro.

Pero ese golpe nunca llegó, las tres Sultanas observaron a Fakria quien sostenía la mano de Nurbanu en el aire. 

—Sultana, no debería recurrir a la violencia -exclamó soltando la mano que sostenía y suspiro- podría haber un gran accidente.

—Tranquila Fakria -hablo haciendo un movimiento con su mano para que la criada se detuviera y se levantó- volvamos, me daré un baño más tarde. 

Continuará…

Melifluo [El Sultán] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora