Melifluo [El Sultán]

Bölum 22

El sueño por fin se había apoderado de ella, tantas preocupaciones que tuvo durante una noche no eran fáciles para ella ni mucho menos para Nazenin quien solo miraba el dolor de su Sultana. 

Se sabía que quien entraba ahí vivía un infierno por la guerra al trono, entre ellas siempre estaban las madres de los hijos, pero lo entendía ¿Porque se tiene que sufrir la pérdida de un hijo? Harika seguía siendo inocente y aunque quisiera hacerse fuerte, era difícil para ella, esa no era su personalidad. 

—Por Allah.

(...)

—¿Quien esta ahí?

Pregunto Harika levantándose, los ruidos de pisadas en su habitación la había despertado y eso no le parecía nada bueno. 

—¿Nazenin? -pregunto creyendo que era su doncella- ¿Fakria? 

Nada, solamente el silencio de aquella habitación ¿Tal vez fue su imaginación? ¿Todos los sucesos la estaban poniendo loca? Suspiro tocando su frente volviendo a acostarse. 

—Por Allah, si todo esto sigue así… -murmuró cubriendo sus ojos- me volveré completamente loca… 

Los llantos de sus hijas la pusieron más nerviosa y alerta, efectivamente había alguien ahí y no era producto de su imaginación, se levantó acercándose a la puerta con intenciones de llamar a un guardia, pero una navaja en su cuello.

—No te muevas.

—¿Que quieres? -pregunto asustada sintiendo el filo de la navaja- ¿Quieres oro? Te lo puedo dar, pero no nos toques. 

—No quiero nada de oro, no me interesa para nada eso -hablo e inmediatamente Harika reconoció la voz- mi objetivo eres tú. 

—¿Nurbanu te mando? Gazanfar… -cuestionó tratando de no moverse mucho por la afilada arma en su cuello- ¿Te estás arriesgando a ser atrapado solo por ella? Ten en cuenta que si me haces algo… Todos te buscaran y sabrán inmediatamente quien te mando. 

—Solo quiero devolverle a mi Sultana lo que le has quitado. 

—Yo no le quite nada. 

—Este palacio… -siguio diciendo haciendo más fuerza en la navaja- el Príncipe, todo le has quitado. 

—Gazanfar estas equivocado… Yo no le quite nada, ella lo perdió todo por su traición, no hagas ninguna tontería por Allah. 

—¡No!

La inglesa cerro los ojos esperando su final a manos del Aga mientras los llantos de sus hijas era lo ultimo que iba a escuchar, pero eso no sucedió.

El agarre que mantenía en la daga Gazanfar, se desvaneció por completo, para despues escuchar como pesadamente caía un cuerpo y al mirar, él se encontraba en el suelo con uns daga en la espalda.