Bölum 13

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Harika trataba de tranquilizar sus manos que temblaban con fuerza, aun estaba con el miedo e intranquilidad por lo sucedido mientras Fakria junto a Nazenim intentaban tranquilizarla

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Harika trataba de tranquilizar sus manos que temblaban con fuerza, aun estaba con el miedo e intranquilidad por lo sucedido mientras Fakria junto a Nazenim intentaban tranquilizarla.

—Sultana, debe tomar este té -pidió acercándole la bebida caliente- si usted no se tranquiliza, le hará mal a su bebé.

—Yo... Solamente quería irme y él...

—Mi Sultana, por allah llegue justo a tiempo -dijo enojada Nazenim sosteniendo la mano de la rubia- no se preocupe, la Sultana Hurrem arreglara esto.

—Yo no quiero ocasionar problemas... Él es un príncipe y yo...

—Una Sultana, una a la cual debió darle respeto -hablo Fakria enojada bajando la taza- allah, es un pecado desear a la mujer de su hermano y el Príncipe a pecado.

—Fakria.

—Allah es verdad -respondió Nazenim levantándose para tomar un poco de ungüento para el moretón en su mejilla- el Príncipe ha pecado y si el Príncipe Selim se enterara, Allah no lo permita habrá guerra.

Harika miró a sus criadas con asombro por cómo hablan abiertamente de los Sezhades, sin importar las represalias y suspiro levantándose sosteniendo su estómago al sentir un poco de movimiento.

—Quiero ir a mi habitación a dormir...

(...)

—¡¿Cómo te atreviste Mustafa?! -grito enojado Suleiman al Príncipe- ¡Es la mujer de tu hermano! ¡Es una Sultana y está próxima a ser madre!

Hurrem miraba con desaprobación al Sezhade que mantenía la cabeza agachada, tan pronto que habían mencionado lo erre le habían hecho a Harika corrió a decirle a Suleiman todo.

Ella no se quedaría de brazos cruzados ante tal situación y que se hiciera injusticia.

—Allah ¿te has dado cuenta que has pecado? -cuestiono moderando su voz, pero sin dejar esa mirada tan dura- deseaste y quisiste obligarla a que fuera tuya.

—Su Majestad.

—¡Calla! -exclamó interrumpiendo lo que él estaba por decirle- cómo no te da vergüenza, Allah ¿qué pensarán ahora? ¿Sí alguien más te vio? Esa mujer está ahora mismo aterrada en la habitación de Hurrem

—Yo iré a disculparme -hablo mordiendo su labio con fuerza- y estoy preparado para mi castigo...

—No Mustafa -negó decepcionado dándole la espalda, no quería ni verle el rostro y suspiro mirando ahora a Hurrem- tú no podrás acercarte ni mucho menos dirigirle la palabra a la Sultana, cuando volvamos de la campaña... Tú volverás a Amasya y estarás exiliado, no podrás salir de tu provincia hasta que yo dé la orden, retírate.

Mustafa salió de la habitación dejándolos solos y Hurrem negó acercándose a tomar su mano, quería tranquilizarlo ya que lo veía bastante alterado e intranquilo.

—Suleiman... La Sultana Mahidevran hará un gran escándalo cuando se entere de la expulsión -menciono ahora tomando su hombro dando una gran bocanada de aire- y como siempre yo seré la culpable.

—Mahidevran es culpable de esto, no supo inculcarle los valores para el príncipe -respondió tomando la mano de Hurrem dándole leves palmadas- ¿cómo podía desear a la mujer de su propio hermano?

—¿Si Harika hubiera correspondido que hubiera hecho? -cuestiono preocupada ante tal pensamiento- ¿a ella la hubiera ejecutado?

—No, también hubiera sido expulsada no antes de dar a luz.

—Harika se ha mostrado muy leal a nuestro hijo, Suleiman.

—Así es, por eso he confiado en lo que me has contado y le he dado un castigo a mi hijo... Allah no permita que el castigo que él le dé sea grave.

La pelirroja asintió concentrándose en acariciar la espalda del Sultán quien disfrutaba del momento, realmente estaba muy tenso y eso le ayudaba.

Al día siguiente.

—Harika.

—Sultana.

La rubia sonrió emocionada observando a Mihrimah entrando a sus nuevos aposentos, se veía bastante preocupada y más cuando vio el moretón en su mejilla que rápidamente cubrió con su mano.

—Me alegra verla por aquí -saludó moviendo levemente su cabeza- quería ir a verla a su palacio, pero nuevamente la médica me prohibió la salida del palacio.

—¿Estás bien? -preguntó sentándose a su lado y tomó su mano- la Sultana me contó...

—Sí, por supuesto que estoy bien, no hay nada que preocuparse.

—Harika...

—Fue mi error no ponerme firme -negó sonriendo apenada no quería problemas con los hermanos- no tiene la culpa el Príncipe.

—No Harika, no te culpes... Será un Príncipe y mi hermano, pero tiene que tener valores y respeto a la mujer de otro.

—Tal vez yo hice algo como para que pensara y quisiera eso.

Mihrimah se sorprendió bastante de cómo se culpaba de algo que ella no provocó, la inocencia es muy fuerte en ella y eso le preocupaba bastante, a la larga eso lo pueden tomar como ventaja y hacerle mucho daño.

—¿Harikka te gustaría ir al pueblo? -pregunto sonriendo para luego levantarse de su lugar- ¿Quieres escapar un momento del palacio?

(...)

Lograba ver una amplia sonrisa en el rostro de la inglesa que miraba los puestos, había logrado hacer que Hurrem les dejara salir del palacio en compañía en Sumbul.

—Tal vez por eso se enferma... Ella viajaba por todo el mundo y no encerraba en un palacio -mencionó Mihrimah con un suspiro observando un puesto que vendía cunas de madera y se acerco- Allah, por que somos tan crueles para secuestrar mujeres para beneficio propio de un gobernador y sus hijos.

—Sultana...

—Llevaremos esto Sumbul y será un regalo para Harika.

—¿Se siente cómoda con ella, Sultana? -pregunto sonriendo sin dejar de ver a la rubia que ahora estaba en otro puesto- parece quererla mucho.

—Si, no es como si fuéramos cuñadas... Si no, como si fuera mi hermana menor -mencionó cruzando sus brazos y cubrió su rostro- me doleria bastante que ella sufriera, que algo le pasara.

—Se ha ganado el amor de sus padres, Sultana.

—Lo sé y es algo que Nurbanu nunca logró en estos años.

En otro lugar.

—He llegado a Turquía.

Aquel chico apretó los puños con molestia y determinación observando el puerto.

Continuará...

Melifluo [El Sultán] Where stories live. Discover now