Melifluo [El Sultán]

Bölum 25

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—Su Alteza. 

Selim sonrió cuando la rubia entró a la habitación, Harika rápidamente se sentó a su lado abrazándole por los hombros observando los pergaminos. 

—¿Ha sucedido algo? 

—Quería pedirte salir del palacio al refugio -dijo sonriendo ahora recargando su rostro en el de Selim- últimamente han llegado mas mujeres esclavas y quería ir a verlas. 

—¿La Sultana lo sabe? 

—Sí.

—Dejame pensarlo.

Ella sonrió emocionada dandole un beso en la mejilla, le gustaba que le diera libertad fuera del palacio.

—Su Alteza. 

Los dos miraron a Canfeda quien acababa de entrar a la habitación, Harika se alejó un poco de él para esperar la razón del porque interrumpió.

—Las Sultanas…

El corazón de la inglesa saltó ferozmente… Algo le decía que eran sus hijas y se levantó con rapidez, la mirada de miedo de Canfeda la hacía preocupar más que antes luego miró a Selim quien también se levantó. 

—No están en el palacio… Han sido secuestradas -por fin respondió haciendo que la respiración de Harika se detuviera- sus nodrizas y dos guardias fueron asesinados. 

—¡Selim haz algo!

Selim salió corriendo con guardias detrás de él, mientras que Harika comenzó a hiperventilar con fuerza sosteniendo su pecho, la Kalfa se acercó a ella tratando de tranquilizarla, pero le era imposible hacerlo.

—¡¿Fue Nurbanu verdad?! -exclamó sosteniendo los hombros de Canfeda quien mordió su labio con fuerza- es la única persona que se encargaría de matar a mis hijas, sabía que tanta tranquilidad… Solo era una trampa para esto.

—Sultana no podemos estar seguras que fue ella.

—Llamen a Rustem Pasha.

Se sentía desesperada, no podía esperar la sensibilidad de Selim, entonces ella actuaría por sí misma y camino a la salida, tomaría a los guardias que fuesen posibles y buscaría a sus hijas por todo el pueblo, hasta si es posible por todo el país, pero nadie se atrevera a tocarle un solo cabello.

Salió del palacio con varios guardias detrás de ella en caballos ¿Esperar un carruaje? No, cada minuto que pasaba podría perder a sus hijas y Nurbanu llevará a cabo su plan, antes de salir se aseguro si ella estaba dentro y le habían dicho que había salido del palacio al mismo tiempo que habían desaparecido sus hijas. 

—Sultana. 

Bajo del caballo con ayuda de un jenízaro al hacerlo todos le miraron con sorpresa y se apresuró a buscar por todo el lugar, después de unos minutos volvieron a donde llegaron al principio.