Melifluo [El Sultán]

Bölum 30

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Sus miradas se encontraron, en ella había una pizca de esperanza cuando apareció delante creía que por fin todo había vuelto a las realidad, su amado Selim volvía a estar en sus brazos. 

Había sido secuestrada durante dos años completos cuando por fin fue liberada de su cautiverio escapando, ella sabía a la perfección quien había sido los culpables ¡Lo sabía! Y si Selim se enteraba tal vez las cosas irían a su favor nuevamente, es más él siempre ha estado a su favor, nunca la castigó con los sucesos de la rubia. 

—¡Príncipe, no sabe la alegría que siento estar nuevamente con usted! -exclamó abrazándolo mientras lloraba- fui privada de mi libertad y cuando vi la oportunidad, no dude en escapar.

—Allah mediante estas bien y por lo visto no tienes ningún daño físico. 

—Príncipe era un sufrimiento no estar a su lado. 

Sonrió como nunca sentía que las mejillas no aguantarían tanto estiramiento, pero estaba en sus brazos nuevamente.

—La señorita Nurbanu ha aparecido por fin. 

Su voz… No podía creerlo ¿Sigue en ese lugar? Volteo sin soltar a Selim quien en todo momento mantuvo sus brazos detrás de la espalda, Harika entró por completo a la habitación con un rostro muy sonriente. 

Selim alejó a Nurbanu quien sintió el rechazo de aquel alejamiento, miró a Harika y luego su mano que supuestamente debía estar vacía, pero ahí estaba el anillo que Selim le había dado cuando se casaron. 

Lo que ella recordaba antes de que fuera secuestrada que ella había sido bastante insolente pidiendo el divorcio, también recordaba que ella estaba abandonando el palacio de Manisa… La felicidad que sentía había desaparecido por completo, ahora estaba enojada. 

—Gracias Allah rezamos por ti todos los días, teníamos la esperanza que estuvieras viva -dijo aun sonriendo mientras se acercaba a una temblorosa Nurbanu que trataba de mantenerse neutral- y aquí estás, realmente estamos bastante felices, esto merece una fiesta ¿No es cierto, Príncipe? 

—Así es tiene que haber una celebración, pero primero Nurbanu deberías descansar en tu habitación. 

—Príncipe…

—Lleven a la Señorita Nurbanu a una nueva habitación. 

Dos doncellas se acercaron a ella, Nurbanu no dudó en darle una mirada de muerte a Harika quien se sentó a un lado de Selim quien sostuvo su mano con una sonrisa.