Bölum 20

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Harika caminaba por los pasillos, aquella pesadilla no la dejaba dormir tranquilamente y peor cuando se trataba de Charles que sus últimas palabras eran un "Te amo" 

Su mirada tan perdida y cansada no eran propios de ella, pero la culpa y la tristeza tampoco la dejaban en paz. 

—¿Sultana?

Canfeda se acercó a Harika que se había tirado al suelo, la Kalfa observó la triste, perdida y desolada mirada que daba… Era como aquella vez en los calabozos, dejó la vela en el suelo y la tomó de los hombros. 

—¿Se siente mal? -preguntó con ternura a las vez que le sostenía el rostro- ¿Quiere que llame a la medica? 

—No, solo quiero dar un paseo… No quiero dormir, tan solo… No puedo hacerlo. 

—Venga la llevaré yo misma. 

Canfeda la ayudó a levantarse del frío suelo comenzando a caminar con dirección al Harén, la rubia caminaba en silencio apoyándose en el brazo de la criada. 

—¿Tienes pena de mí? -preguntó de repente sobresaltando a Canfeda que no se esperaba que ella hablara- Recibí un título de Sultana, después el de Haseki… ¿Pero no puedo responderme de una muerte? De qué trata tener esos títulos, si yo no soy fuerte emocionalmente.

—No Sultana, usted es única y sabe vivir su duelo diferente a las demás -respondió con un suspiro cansado deteniéndose para quedar frente a frente- usted más que todo… Merece esos títulos que se les ha dado, porque los ha ganado arduamente… Allah la ha bendecido con ese gran don, usted ha logrado lo que nadie había hecho.

—Pero…

—Usted desde ahora debe mantener la frente en alto -siguió hablando haciendo que la rubia le mirara con atención- ser fuerte e invencible por sus hijas, por ellas debe sobrevivir ¿Quiere vivir? Para hacerlo tiene que romper esos obstáculos y destruir a quienes se interpongan en su camino. 

—Canfeda. 

—Usted ya no es Ángel del arco, usted ahora es Haseki Harika Sultán, la Sultana que está cambiando todo. 

Días más tarde. 

—Príncipe. 

Canfeda se inclinó hacia Selim que revisaba algunos documentos, manteniendo a su lado a las tres bebés que dormían tranquilamente en sus cunas y a poco centímetros Harika en su cama. 

—¿Qué sucede Señorita? -preguntó sin levantar la mirada de los documentos- estoy algo ocupado y ordene que nadie me interrumpiera.

—Es algo importante.

—Puedes decirlo en otra ocasión, retírate.

—Tiene algo que ver con el incidente de nuestra Sultana. 

Melifluo [El Sultán] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora