Melifluo [El Sultán]

Bölum 17 [1]

—¡Si dices tener orgullo y dignidad! -grito furioso sosteniendo a la rubia que seguía temblando de miedo- ¡debiste habérmelo dicho, Harika! 

El miedo en ella lo paralizó para no seguir gritando, el temblor en su cuerpo era bastante fuerte y suspiro atrayéndola a sus brazos, los sollozos de la rubia junto de la niña ya eran tan altos que hasta los guardias y Fakria llegaron al jardín. 

—¡Príncipe! -exclamó preocupada observando la situación sin entender- ¡¿le ha sucedido algo a nuestra Sultana?! 

—Fakria… -llamo Selim intentando mantener la calma por la chica que mantenía sujeta en brazos- No permitas que el Príncipe Mustafa de un paso más dentro de mi palacio, si lo hace va a atenerse a un duelo a muerte por lo que le hizo a mi Sultana. 

—Selim.

Demasiado tarde. Fue lo que penso Fakria al escuchar al nombrado ella sabía perfectamente que Selim furioso y fuera de sí era un peligro, ahora sabiendo lo que le sucedió a Harika meses atrás sería mucho peor que estar borracho. 

Nurbanu quien venía junto a Mahidevran se detuvieron observando con desdén a la rubia que sostenía a Selim en el abrazo. 

—¡Tú! -grito Selim soltándose de Harika quien gritó asustada- ¡¿Cómo te atreviste?! 

—¡Selim! 

Selim ya había sostenido a Mustafa de la ropa, todas las mujeres exclamaron por el movimiento que el pelirrojo había hecho a su hermano mayor, Harika se sostenía de Nazenin y después lo lanzó al suelo con un fuerte puñetazo. 

—¡¿Tanto te disgusta que padre me haya dado la provincia?! -exclamó dándole golpes certeros en su rostro sin darle tiempo a Mustafa de reaccionar- ¡tanto que intentaste sobrepasarse con mi esposa! 

—¡Príncipe, sueltelo! -pidió Nurbanu sosteniendo a Mahidevran que quería intervenir- ¡Él sería incapaz de hacer algo así!

—¡Guardias! -grito Mahidevran para que vinieran a separarlos- ¡separen a los Príncipes! 

Selim estaba fuera de sí, los golpes que le propinaba a Mustafa estaban cargados de furia de tan solo imaginarse ese momento donde Harina estaba vulnerable lo hacía enloquecer, su mente le decía que lo matara en ese momento. 

Pero también los gritos de todas las mujeres y los guardias acercándose le decían que debían parar, pero no quería ni podía, solo quería hacerle pagar, sus nudillos ya le dolían hasta ya sentía la sangre en ellos. 

—¡Detente! -exclamó Harika después de armarse de valor al ver a Mustafa inconsciente y lleno de sangre- por favor, hazlo por mi… 

—¡Todo esto es tu culpa! -grito Nurbanu enojada acercándose a ella- ¡has hecho que dos Príncipes lleguen a esto!