Capítulo veinticuatro

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Siendo medio día del sábado, Louis se permite pasarlo en cama ya que no siente que tenga la fuerza suficiente como para moverse. Apenas se levanta para ir al baño cuando lo necesita, pero por lo demás prefiere seguir metido entre las sábanas. Considera que el peso que siente en su corazón es lo que lo hace incapaz de moverse.

Harry ha dormido con él, se quedaron juntos toda la noche y se aseguró de decirle cuanto lo amaba cuando despertaron por la mañana. En ese momento debía de estar haciendo el almuerzo, así que ahora el omega estaba acurrucado entre todas esas sábanas y almohadas de la cama del alfa, que es donde pasaron la noche.

Aun no le cuenta nada al alfa, ni ha soltado un solo detalle. Y honestamente espera que de verdad no tenga que hacerlo, no cuando eso podría llevar a tener que contarle otras que cosas, que más verdades salgan a la luz. Y es demasiado difícil hablar todo eso.

Él sabe que está mal, sabe perfectamente que tal vez lo correcto sea decirle todo aquello de una vez antes de que algo peor pase y la verdad le termine explotando en la cara. Pero no quiere romper esa burbuja. Incluso si Tom lo está buscando, si aun quiere regresarlo al infierno del que tanto le costó salir, Louis sigue prefiriendo guardarse esa verdad.

Harry abre la puerta y entra con una bandeja muy bien organizada, en donde trae la comida, bebida y unos cubiertos. Además de una flor que no se imagina de donde la pudo haber sacado. Y todo eso es suficiente para que Lou sonría y una sensación bonita le llene el pecho.

Louis se levanta para quedar sentado y Harry toma el espacio frente a él, dejando la bandeja sobre la mesita de noche que está junto a la cama. Le sonríe al omega y le acuna el rostro con las manos.

—¿Cómo te sientes?

El chico da la mejor sonrisa que puede.

—Con esto me siento mejor —murmura y deposita un pequeño beso en los labios del alfa—. ¿Y los niños?

—Los tres acaban de comer y están viendo televisión en la sala, llevan todo el día preguntando por ti.

—Oh, lo siento, ya después de comer si quieres voy con ellos y...

—Hey —le corta y lo toma de las manos—. Está bien, te sientes triste y no estás de ánimo, no estás obligado a hacer nada.

Louis suspira de alivio.

—Gracias, en serio. —Segundos después, parece caer en cuenta de algo—. Oye ¿mañana no es...?

—Sí, mañana se cumplen dos años de la muerte de Ally.

—Harry, lo lamento tanto...

—No te preocupes omega, estoy bien. Mañana los niños, Margaret y yo iremos al cementario a llevarle flores.

—Entiendo... ¿Podría ir con ustedes?

—¿Estás seguro? —pregunta preocupado—, entiendo si te sientes incómodo de ver a Margaret, ella quisiera disculparse contigo pero si tú no quieres...

—Harry, está bien —sonríe—. Sólo quiero estar ahí para ti y los niños, nada me hace más feliz que cuidarlos.

El alfa se inclina hacia él y le deposita un beso en la frente.

—Cuando quieras hablar sobre lo de tu bebé, sabes que estoy aquí, esperaré a que estés listo y cómodo. No te sientas presionado, yo te amo y estoy para ti.

Los ojos de Louis se llenaron de lágrimas que no se permitió derramar y asintió, agradeciendo silenciosamente al universo por haberle dado al mejor alfa del mundo.

Cuando se sintió de mejor ánimo fue a darse una ducha y cambiarse de pijama. Después de ello salió a sala en donde los tres pequeños niños lo esperaban, puesto a que Harry le había dicho que debían de hablar sobre algo importante.

i was lost until I met youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora