74

135 14 2
                                    

3ºdia de la 2ºsemana

El martes fue un día horrible, Thorri estaba de mal humor por lo sucedido con Harry, y yo bueno no podía ni levantarme del cansancio que llevaba encima.
Estaba en la cama, eran las 9 de la mañana y Thorri se había levantado hace exactamente 16 minutos y 55 segundos, bueno ahora 56, si, no tenia nada que hacer, aparte que me habían confiscado el móvil por que según ellos estoy ayudando a los chicos, cosa que es verdad pero mejor que no lo sepan. Ahora tengo como tres guardias persiguiéndome todo el día por que no confían en mi, y bueno eso es un problema grave pero no puedo hacer nada más que esperar. Quedaban 4 días para que esto acabara, mi piel estaban cada vez más pálida, estaba un poco más delgado de lo normal, y tenían una notables ojeras de no descansar ni de día ni de noche, no comía mucho y tomaba agua de vez en cuando.

Había gastado 15 paquetes de cigarros, y se que Harry me regañaría por eso, por el hecho de que cuando estoy con el, suelo gastar dos paquetes por mes, por que no le gusta el olor a tabaco, y no me besa, así que fumo de vez en cuando.

Me levante de la cama muy difícilmente, y me dirigí hacia el exterior, en verdad la nieve era hermosa, tan blanca y suave, aunque mejor llevar guantes, solo que yo, amo notar frío en mis yemas.

Las huellas de mis zapatos, se marcaban en la nieve. Y sonreí antes aquello, entonces se me ocurrió una idea tan infantil.

Los guardias que me persiguen a diario no estaban, supongo que estarían en una reunión, ya que no puedo estar ahora en reuniones por que no confían en mi. Así que aproveche el tiempo solo y me fui a la parte trasera de la mansión, donde amo fumar sentando en el banco que está escondido tras un circulo de árboles y pinos, que están repletos de nieve.

Me senté en el banco, cuando Thorri desaparezca vendré aquí junto a Harry.
Saque una cajetilla de cigarros y encendí uno, lo puse en mis labios y respiré de la boquilla. Se que no es bueno para mi salud, pero amo notar el humo pasar por mis pulmones. Me hace desestresarme. Mis pies no llegaban a la nieve. Y bueno quería hacer un dibujo en la nieve. Así que me levante y sonriendo como un niño de cinco años, me puse a arrastrar mis pies por la nieve, haciendo una polla. Me reí, muy fuerte, pero lo borre y dibuje una carita feliz, sonreí satisfecho y salte para no destrozarlo. Me senté de vuelta y me puse a mover mis pies en el aire. Como los niños hacen. Volví a respirar el aire, aire fresco mezclado con tabaco.

Entonces fue cuando una hoja del árbol que tenía encima se cayó. Era una hoja marrón, y no parecía de esta temporada, es decir en invierno las hojas no son así, son más bien en otoño y primavera.

Mire hacia los lados intentado encontrar alguien pero no fue así, la dejé en un lado y seguí consumiendo mi cigarro. Entonces es cuando note que algo se posaba en mi pelo. Era como una diadema. Me giré ya que no sabía quién me lo había puesto y pude encontrar a un Harry sonriendo muy lindo, y haciendo que mi corazón se llenara de amor al ver esos hermosos hoyuelos que tanto amo besar. Sus ojos resaltaban entre toda la nieve. Sus labios eran rojos igual que la punta de su nariz. Estaba muy adorable, me daba la sensación de calidez. Llevaba un jersey que ponía "i love louis tomlinson" y me reí cerrando mis ojos hasta que se formaron arrugas a los costados. Tenía las manos metías entres las mangas de su jersey de lana.
Sus pantalones apretados como siempre y unas botas plateadas. Eran enormes. Su pelo estaba recogió en una diadema, tenia el pelo muy alborotado, lleno de rizos, casi no se veía la diadema ya que era color plateada y muy finita, que ni siquiera conseguía atrapar los rizos que caían por su cara. Sus mejillas estaban muy rosadas y daban ganas de besarle toda la vida. Se veía tan perfecto y hermoso que me sentí el hombre más afortunado del mundo.
En sus manos llevaba una caja cerrada, de color rosita.
Entonces recordé que llevaba una diadema que ahora se quien me lo había puesto. Me la quite, era una diadema de rosas hermosas y de hojas marrones como las de antes, eran el
tipo de diademas que son circulares y ocupa toda la cabeza. Sonreí como imbecil por que cada día este hombre me sorprendía más.

-La hice yo- Dijo suavemente, y le extrañaba tanto que por un momento pensé que lloraría. El se había tomado el tiempo de hacerme una hermosa diadema de flores.

-Oh- Dije mirándola- Es hermosa- No iba a mentir, lo era.

Sonrió mostrando más sus hoyuelos. Dejo la caja en el banco y paso sus manos por las mias, agarrándolas con delicadeza y manejando mis manos que agarraban la hermosa diadema a mi cabeza, para acomodarla. Yo solo le miraba. La delicadeza con la que hacía todo, el era el ser humano más lindo que alguna vez podrá existir.

Cogió la caja de al lado cuando terminó de ponerme la diadema y la abrió. Entonces pude ver que eran pastelitos. Me volvería a enamorar de él quinientas veces si hace falta.

-Los chicos querían ayudarme a hacerlos pero no les deje- Encima los había hecho el, levante un poco la cabeza para verlos y eran pastelitos con un dibujo de caritas felices, otros de corazones y otros de palos dándose las mano. Me quede mirando ese.

-Esos somos nosotros- Señaló el hermoso pastelito. Quería derretirme de amor ahí mismo.

-¿Puedo coger uno?- Sonrió y asintió muy feliz. Sentí tantas mariposas recorrer mi estomago. Agarre uno de una carita feliz y le di un mordisco. Harry no quitaba su vista de mi. No era incómodo, para nada, quería que me miraba.

-Esta delicioso- Dije volviendo mi mirada a el.

-Gracias- Ando hace delante para sentarse a mi lado.
Se puso de frente mirando la nieve, no me miraba.

-Hueles mucho a tabaco-

Señalé mi caja de cigarros.

-No es bueno para ti- No podía más con esto, su carita enfadada era tan adorable. El estaba frunciendo el ceño por que no le gusta que fume tanto.

-Fumar mata- Hablo con la mandíbula tensada. El estaba tenso. Su cuerpo, sus acciones me trasmitían todo lo que el sentía. Estaba demasiado tenso y nervioso, sus músculos se veían apretados, igual que su mandíbula, sus dientes hacían fuerza, y sus ojos no pestañeaban. Nunca lo había visto tan tenso.

Y se que no debería hacer esto, pero no puedo verlo así. Me acerqué a él restregando mi culo por el banco hasta llegar a el. Acaricie su mandíbula, acerque mis labios hasta allí y deje delicados besos por todo el hueso. Su mandíbula comenzó a destensarse y giró su cabeza hacia mi, ambos nos quedamos cerca, nuestros alientos chocando, mi aliento olor a tabaco y el suyo a sal y vinagre. No podía besarlo, la luna me lo dijo. Cerré los ojos, esnife su aliento, el respiraba fuerte, no podía besarlo o todo se iría a la mierda.

-H-Ha-Harry- Dije por fin entrecortándome.

-Hm- Dijo con la voz ronca.

-No podemos- Me intente alejar pero es que no podía, quería olerlo, grabar su olor, grabar todo. Tatuarme cada detalle de Harry.

-Parecemos adolescentes enamorados-

No podía, necesitaba besarlo.

-Me gusta Thorri- Me despegue de el, tenia que decirlo, o si no, me besaría y no podría resistirme.

-¿Es enserio?- Note su voz un poco apagada y dolida.

-Si-

-Lou-

-Olvídate de mi-

-Casi me besas-

-Olvídate, no vuelvas- Bien, eso fue lo más doloroso que he hecho en mi vida, me levante, dejé el pastel por que mierda no podía tirarlo. Me quite la diadema y se la di. Cogí mis cigarros y volví por donde había venido. Dejando al amor de mi vida solo, seguramente destrozado pero no mas que yo.
Esto era sólo más que una pesadilla, que necesitaba que pasara o si no podría llevarme a la muerte.

Hermosa CatástrofeOù les histoires vivent. Découvrez maintenant