Capítulo 8

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Hogar

Tantos meses pasaron y no había cambiado nada, era el mismo viejo caserón de siempre que tanto intentamos modernizar.

Atravesé el descuidado jardín hasta la entrada, evitando pisar los pétalos rojos en el césped. No sabía si Alex continuaba viniendo en las tardes. Antes de mi accidente planeaba abrir una florería junto a su padre.

La puerta se abrió invitándome a entrar cuando subí el último escalón de la entrada. A estas alturas, nada me sorprendía. Podía ver una nave extraterrestre sobrevolar la casa e invitarlos a tomar el té.

Al poner un pie dentro, mis ojos se posaron en la nota del mostrador. Habían dejado el papel en la misma posición donde lo coloqué esa mañana. Presioné un beso encima de la desteñida marca morada de mis labios, como si pudiera imprimir mi esencia.

Entristecida, subí a mi habitación. Estaba impoluta a excepción del retrato sobre el mostrador. Obra de Alex. Conocía de memoria la forma de sus trazos y sus mezclas de color.

Paseé los dedos sobre el dosel de la cama, un caballo tallado a mano por mi abuelo. Mi abuela Carmen solía contarme de pequeña que cuando mi abuelo falleció, un semental negro apareció en el prado bajo la colina. A él le habían otorgado su animal espiritual al casarce von mi abuela.

Los Álamos, sin duda, parecía odiar a mi familia. Tanto mi tío como yo habíamos muerto a temorana edad. No era de extrañar que mi padre abandonará este lugar y se fuera solo con una maleta a probar suerte en la ciudad.

Si tan solo hubiéramos permanecido allí, en vez de mudarnos no... Sacudí la cabeza. No era momento de pensa en eso. Con mi mala suerte, la Parca me hubiera perseguido hasta el núcleo de la Tierra si fuera necesario.

Un sobre blanco encima de la cama captó mi atención. Lo abrí. Era la respuesta de la Universidad. Había entrado a la Facultad de Medicina con una beca parcial de apoyo.

Contuve un sollozo. Mi sueño de ser doctora resbaló de mis manos. Mentalmente, insulté a cierto pez verde y lo serví en un plato.

Continúe mi recorrido como alma en pena por la espaciosa casa, ahora llena de artículos de bebés y recordatorios míos.

En el estudio, el cuadro del lirio, que terminó convirtiéndose en un retrato de la deidad, continuaba sobre el caballete. El polvo comenzaba a acumularse en los rincones. Era el único espacio no habían tocado. Tanto la habitación como yo, estábamos atrapados en esta extraña realidad.

Suspiré afligida. Pedía una sola oportunidad, una más, y me iría para siempre. No podía seguir atada a esos momentos que ahora solo eran recuerdos, debía continuar mi camino. Necesitaba alguien en este plano que tuviera la capacidad de comunicarse con el mío, ¿pero quién?

Rebusqué en cada recuerdo, en las leyendas, historias antiguas y secretos de Los Álamos, hasta que di con un nombre.

—¡La bruja, la bruja del pueblo! —grité emocionada.

Julia me había hablado sobre ella durante nuestro recorrido inicial por Los Álamos. Vivía en la base de Anthea, la tercera de las colosales montañas y la más alejada del pueblo.

《¡Tonta! ¿Cómo no se te ocurrió antes? Si La Dama Azul era real, ella también podría serlo.

*** 🦋***

N/A: Estoy feliz de que hallas llegado hasta aquí. ¿Existirá una bruja? ¿Podrá Ana continuar su camino? Continúa y descubre junto a Ana el final de esta historia. ¡Gracias por leer!

Del otro lado del lago (Completa)Where stories live. Discover now