GUARDIAN [ Jikook ]

13

— Ji-jimin duele — gime en su oído causando desesperación en el Alfa.

— Falta poco cariño...

Jimin subía en dos en dos las escaleras del edificio con destino al departamento, sugetando con firmeza el frágil cuerpo que se retorcía de dolor entre sus brazos, enterrando sus uñas en su cremosa y tensa piel que quemaba por el calor irracional que desprendía el cuerpo de Jungkook, con ese aroma a durazno muy fuerte y empalagoso. Dando le un placer absoluto al Alfa, que gruñía posesivo por las feromonas que podía distinguir sobre de él.

Con agilidad evita romper la puerta del apartamento y entra cerrando con un pie dejando un rastro de olor amenazante, sus feromonas cubriendo todo lo que se permitía marcando territorio, llegando ese aroma a tierra mojada a las fosas nasales de Jungkook, que empezó a llorar de un placer que no lograría explicar o entender, nublando su mente de cualquier cosa que no fuera estar al lado de aquel imponente hombre que lo cargaba tipo novia. Empapando nuevamente sus mejillas y mojara el pecho de Jimin, aferrándose a él cuando lo intenta dejar en el sofá.

— Bebé no llores—acaricia su cintura descubierta escuchando la respiración agitada del pelinegro.

Avanza por el pasillo camino a la habitación de kook, embriagando se al instante de su increíble aroma por todos lados, dejando lo con suavidad sobre las colchas que amoldan su cuerpo, pero Jungkook no se soltaba de su cuello por ningún segundo, ocultando su rostro. Dejando escapar pequeños gemidos de dolor, rodeando con sus piernas la fina cintura del Alfa. Técnicamente frotando ambas entre piernas con desespero de apaciguar su irritante dolor.

—Me-me duele...—jadea retorciendo se otra vez bajo de él.

Jimin gruñó sugetando su cuerpo con fuerza, y sin nada de razonamiento rasga el top blanco, dejando su rojiza piel expuesta a su tacto, y Jungkook temblará, sintiendo como las manos del Alfa apretan su tracero con descaro para frotarse con más intensidad, sacando le jadeos muy pequeños al no encontrar su voz.

El Alfa de Jimin quería saborear todo su cuerpo, recorrer con su lengua cada rincón, dejar mordidas en un camino de satisfacción y pertenencia, saber que ese hermoso hombre de piernas largas y cremosas, vestido de unas de sus fantasias más sucias y obscenas fascinado de esas orejitas de conejo y la esponjosa cola que tenía entre sus jugosas nalgas, era suyo, como él pertenecer le a su conejito. Pero la desesperación de Jungkook parecía inhumana, ya que de un movimiento inesperado el pelinegro hizo que Jimin quedará bajo de él y sin tiempo que perder, empezó a dar saltos sosteniendo se de los hombros del contrario, manteniendo sus labios entre abiertos y un hilo de saliva se resbalará por ellos jadeando sin control. Las manos de Jimin rasgaban sus delicadas mayas dejándole marcas de sus garras que se tornaban rojas y ardientes, apretando sus piernas dejando marcas de sus manos hasta llegas a su entre piernas y apretar sus muslos internos, sacando gemidos más agudos de Jungkook, quien aumento los saltos y la pelvis del castaño lo ayudaba, impulsando se hacía arriba para crear penetraciones sobre la fina tela de algodón del shorts que cubre el deseo carnal de ambos cuerpo.

Jungkook torpemente le quita la camisa a Jimin aún saltando, sintiendo que el ardor y presión aumenta a medida que la lujuria lo segaba.

Y Jimin estaba peor. Su Lobo gruñía en reclamo, tomando de la mandíbula para acercarlo a su rostro, y sin nada de suavidad o cuidado estamos sus labios en los contrarios, gimiendo en el acto, por lo dulce que eran esos finos belfos con sabor a coco, delineando con su lengua a su alrededor, calentando lo aún más que Jungkook le respondiera con la misma intensidad exasperada, sosteniendo de las mejillas para no separarse, sintiendo como su esponjada tracero se frota sin piedad sobre su erecto pene que súplica por salir. Separando sus labios bajo un quejido ahogado de Jungkook al sentir como esos pomposos labios de Jimin bajaban a su cuello dejando un recorrido de besos y mordidas mientras sus manos subían desde su espalda baja, pasando pro su cintura y terminar en uno de sus erectos pezones.