01| Aksel Nguyen ha vuelto.

248 69 30
                                    

01| Aksel Nguyen ha vuelto.

Aksel

Me iban a estallar los timpanos si seguía con el mismo sonido de mi jodido desperador.

Lo primero que hice nada más abrir los ojos fue ver la maldita mochila apoyada en mi silla del escritorio. Aún no me podía creer que tuviese que volver al maldito instituto. Estaba lleno de personas tan falsas y tan amargadas con sus vidas que lo único que hacían eran criticar la tuya.

Era todo demasiado deprimente.

Después de unos segundos de aceptación, apoyé mis pies en el suelo sintiendo el frío de este. Era normal teniendo en cuenta que estábamos a principios de febrero. Uno de los meses más frioleros del año.

Aunque no me importaba. Nada me importaba.

Estiré el cuello sintiendo algún tendón tenso y me masajeé esa zona intentando que el dolor desapareciese. Cogí de mi armario lo primero que vi: unos pantalones de chandal grises y una camiseta negra. Me pasé las asas de mi mochila por los brazos y me la acomodé en la espalda. Todo en abosoluto silencio.

Abrí la puerta de mi cuarto de un tirón, y bajé del piso corriendo por las escaleras hasta llegar al salón. Mis ojos se desviaron a mi padre. Estaba dormido en el sofá como de costumbre. El sofá se había vuelto su nueva cama.

Apreté la asa de mi mochila a la vez que tensaba mi mandíbula cuando mis ojos se desviaron.a la botella vacía de vodka que yacía en la mano de mi padre.

Me acerqué con sumo cuidado hacia él para no despertarle y le quité la botella de las manos posándola en el suelo. Abrí uno de los cajones del salón y cuando encontré una manta, se la tendí por encima. Se movió ligeramente, acomodándose en el sofá. Hasta que no se volvió a quedar quieto, no supe que seguía profundamente dormido.

Agarré las llaves de la casa y salí de ella sin echar la mirada atras.

(...)

Heather.

Sus manos recorrían cada centímetro de mi espalda hasta llegar a mi trasero. Ahí es cuando lo apretó ligeramente atrayéndome hacia su cuerpo. Sentí como nuestras intimidades se rozaban, pero por culpa de nuestras prendas no nos podíamos tocar mas allá.

-Nena-gruñó contra mi boca, antes de volver a enredar su lengua con la mía.

Mis dedos estaban enredados en su pelo castaño, mucho mas oscuro que el mío. Era suave y estaba limpio, pero no tenía nada que ver con que anoche nos duchasemos juntos en su casa. Y que yo le lavase el pelo con mis champús.

Na-da.

Pero nada.

-Por dios dejaos de comeros la boca en el madito autobús.-podía sentir como mi mejor amiga ponía los ojos en blanco.- Dais asco.

Neal se rio de su comentario y separó su boca de la mía. Sentí un poco de decepción al saber que estaba mas atento al comentario de Fleur que a mis acaricias.

-Venga Neal, un besito más.-puse morritos y el negó con la cabeza riéndose.

-Lo siento nena, pero Fleur tiene razon.- suspiré rendida y luego su boca se acercó a mi odio-Además, no queremos que la gente se ponga celosa de no tener pareja.

Sonreí.

-Cierto.

Me bajé de su regazo y me senté en mi asiento del autobús. Pasé mi vista por mis compañeros y supe en ese momento que Neal tenia razón. No nos quitaban los ojo de encima. Los chicos me miraban con deseo y las chicas con odio. Ambas cosas hicieron que me sintiese pequeña y por eso mismo me encogí en mi asiento.

Somos Fugaces © ✔️Where stories live. Discover now