25| Reconciliación.

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25| Reconciliación.

Heather

Dos días después de la reunión con mis padres, me dispuse a hacer lo que tenía pendiente: disculparme con Aksel.

Fui a buscarle a su casa. Llamé al timbre un poco anticuado, y unos segundos después, su padre me abrió la puerta.

Cuando decía que su hijo era un réplica exacta a él lo decía muy enserio. Se había afeitado la barba, lo que le hacía aparentar más años de los que tenía.

Ahora sin ella podría decir fácilmente que roca los cuarenta y pocos.

—Hola—saludé.

—¿Vienes a por Aksel verdad?—asentí— Me temo que no está en casa, ha salido.

—¿A dónde?

(...)

La ubicación que me había dado el señor Nguyen eran muy exactas y la verdad, desearía poder encontrármelo en cualquier otro lugar, pero no había otra.

Pisé el cesped, desviándome del camino de piedras que había. Intenté no pisar ninguna lápida por respeto y mis ojos se mantuvieron firmes en mi objetivo.

En cuanto lo localicé, lo vi sentado, con los brazos rodeando las rodillas mientras miraba la lápida de una persona que él conocía.

La lápida de su hermana.

Cuando su padre me dijo que estaba en el cementerio, no sabía si Aksel querría verme allí. Era un lugar íntimo y supuse que querría estar solo. Él me dijo todo lo contrario, que se alegraría al verme allí con él. Al final le hice caso porque al fin al cabo era su padre y le conocía. Pero no estaba del todo convencida.

Aún así caminé lentamente hacia él. No quería asustarle.

—Hola—dijo, con voz ronca.

—Hola—saludé—. Tu padre me dijo que estarías aquí.

—Aquí estoy—asintió.

No apartaba la mirada de la lapida. Cogí aire y me senté a su lado, doblando también mis rodillas como las tenía él. Le miré de reojo y luego aparté la vista mirando hacia la lápida.

April Nguyen.

“Amada hija, amiga y hermana. Tus seres queridos siempre te recordaran.”

Se me hizo un nudo en la garganta en cuanto lo leí. ¿Cómo alguien tan joven se puede ir de este mundo? No me podía imaginar ni la mitad del dolor que había pasado Aksel y su padre.

No dije nada, tampoco creo que hiciera falta decirlo. Tan solo me quedé en silencio, dándole compañía pero sin sacar ningún tema de conversación.

—Me han ofrecido la beca—dijo—. La que Neal buscaba. —vi como tragaba saliva. —La he aceptado. Empiezo en primavera así que tengo tiempo de hacer los viajes que quería hacer.

—Eso es genial—sonreí—. Me alegro por ti. ¿Pero eso cambio repentino? ¿No decías que no la querías?

—Supongo que me seguía castigando por lo ocurrido—admitió—. Pero el entrenador Davies me convenció. Cree que es el destino. Que el mundo me está dando una segunda oportunidad.

—Me alegra que la hayas aceptado, lo digo enserio—vi que su mandíbula no dejaba de estar tensa, y lo entendía, por primera vez sabía que no era por mi sino por el lugar en donde estábamos. —Mis padres han accedido a que estudie publicidad y relaciones públicas.

—¿Y eso? —frunció el ceño.

—Quisieron darnos una disculpa…a mi hermano y a mi—ragué saliva—. Fue la primera vez en nuestras vidas que nos escucharon. Siguen sin entender como es que a James le gustan los chicos pero al menos lo respetan. Supongo que no todo puede ir perfecto.

Somos Fugaces © ✔️Where stories live. Discover now