04| Haciendo amigos.

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04| Haciendo amigos.

Aksel

La gente me tenía miedo. Eso no cabía ninguna duda.

Al caminar por los pasillos la gente de alrededor se pegaban lo más posible que les fuese a las taquillas. Todo el mundo susurraba cuando pasaban a mi lado para que no me enterase de lo que hablaban.

El mundo es idiota. ¿En serio piensan que por bajar un poco el nivel de la voz las personas a su lado no se iban a enterar del chisme?

Me puse los auriculares y subí la música a todo volumen. No quería ni oír sus pisadas.

Entré en el comedor abriendo las puertas de par en par en busca de un ridículo sitio vacio. Como no, solo había espacio en la mesa de los friquis. Había dos chicas con pintas de no haberse peinado en la vida y un chaval flacucho que tenía unas gafas más grandes que su cabeza.

Fui directo a coger la comida aunque no fuese de muy buena calidad. Se rumoreaba que los cocineros no se ponían redecilla y tampoco guantes al cocinar. Pero como he dicho, solo es un rumor.

Y yo ahora no me trago ninguno.

Con ganas de que la tierra me tragase, fui hacia la mesa de los friquis, y a medida que me acercaba, estos se levantaron huyendo de mi .

Como hacía todo el mundo.

Menos esa chica.

Cogí asiento y puse mi mochila en el de al lado siendo consciente de que todo el mundo me miraba. Nadie se salvaba. Ni un alma de ese comedor.

Solo necesitaba graduarme para pirarme de este horrendo lugar.

Mi mirada se desvió por un segundo a la mesa de los “populares”. O como los llamaría yo: los engreídos del instituto. No pude esconder mi sorpresa al saber que en esa mesa se encontraba Chase, al lado del capullo de Neal y una rubia que no paraba de hacerle ojitos a este.

No le pegaba nada estar allí.

Bajé la mirada pasándome las manos por la cabeza, sabiendo que este trimestre iba a ser duro.

La vida era muy injusta.

Comencé a comer el asqueroso puré de a saber que mirando a la pantalla de mi móvil.

—Esto…hola

Elevé la vista encontrándome a un chico de piel oscura rascándose la nuca.

—Hola—contesté, secamente.

—¿Puedo sentarme?

Elevé las cejas, asombrado.

—¿Quieres sentarte aquí?¿Conmigo?

—Si…

— ¿Acaso sabes quién soy? —fruncí el ceño.

—Tío, todo el mundo lo sabe—rodó los ojos—. No paran de hablar de ti por los pasillos.

— ¿Y aún sabiendo quien soy te quieres sentar conmigo? —volví a preguntar, asimilando la situación.

—Te cuesta procesar la información eh. —no esperó a que le diese una respuesta y tomó asiento a mi lado. —Soy Malcom.

Me tendió la mano.

No se la cogí.

— ¿Esta es otra bromita de Neal?

— ¿Neal Parker? —alzó una ceja—.  Espero no encontrármelo de nuevo hasta dentro de mucho tiempo. No quiero volver acabar en el retrete del baño.

Mi rostro se relajó, sintiendo empatía hacia el chaval.

—¿Qué edad tienes? —pregunté.

—Dieciséis. Estoy en el último curso. Me salté primero por mis calificaciones—sonrió.

—¿Y por eso se mete contigo Neal? ¿Por ser un empollón?

Bajó la mirada, un poco tenso.

—Eso y bueno, por mi color de piel.

Cada día me sorprendía más Neal Parker.

—Menudo capullo racista tenemos en el insti—tensé la mandíbula. —. Sigo sin entender como la gente le sigue alabando.

—Algunos lo temen. Otros están ciegos—se encogió de hombros.

—¿Y su novia? —no pude evitar preguntar. — ¿Le teme o necesita gafas?

Al presenciar la escena de antes, al ver a Neal con Chase…no pude evitar tener un deja vú. No pude evitar pensar en alguien que había intentando no pensar. No pude controlar que los sentimientos enterrados saliesen una vez mas al exterior. No pude no pensar en April.

—Heather Chase es un enigma—se encogió de hombros. De pronto el semblante que tenia hace unos segundos se oscureció—Aquí viene…

No hizo falta que me dijese de quien se trataba para saber quien era.

—Chicos, mirad a quien tenemos aquí. —la voz de Neal se volvía mas molesta cada vez que abría su maldita bocaza.—A la mierdecilla de siempre y al exconvicto que acaba de salir del reformatorio.

—Mira a quien tenemos aquí, al capullo que se cree el rey de un puto colegio—escupí.

—Mide tus palabras Nguyen—se tensó—. Sabes que puedo meterte en la cárcel si me da la gana. —se acercó más apoyando las manos a la mesa—. Recuerda que ya lo hice una vez y me costará mucho menos meterte de nuevo.

—Solo si te vuelvo a poner un dedo encima—le recordé—. ¿Y si tantas ganas tienes de meterme en la maldita cárcel por qué has dejado que vuelva?

Se le escapó una sonrisa de engreído.

—Pienso hacerte sufrir como tú me lo hiciste a mí.

Me levanté de mi silla haciendo que muchas personas se quedasen en silencio. Me acerqué a su rostro quedando a cinco centímetros dejando en claro que no me podía intimidad.

—Yo no fui quien empezó esta guerra, Parker. Tenlo muy presente.

—Ándate con mucho ojito, Nguyen. Este instituto ya no es tu castillo, ahora es el mío. Hagas lo que hagas saldrás perjudicado. —sonrió, cinicamente—. Y una última cosa. No te acerques a mi novia. ¿Lo has entendido?  Como vuelvas a hablar con Heather, estar cerca de ella o incluso mirarla…verás de verdad mi ira en vivo y en directo Aksel Nguyen.

Ahora fue mi turno de sonreír.

—¿Has terminado ya tu discursito de novio tóxico?

Apretó la mandíbula.

—No te lo voy a repetir. No te metas en mi camino o lo lamentarás. Lo juro por mi madre que lo harás.

Neal junto con sus dos gorilas se dieron la vuelta dirigiéndose de nuevo hacia su mesa. Miré hacia allí viendo a como Chase miraba la situación preocupada. A pesar de no haber escuchado nada supuse que sabía por donde iban los tiros.

No pude evitar pensar en el monstruo que tenía como novio.

No iba a permitir que la historia se repitiese.

Somos Fugaces © ✔️Where stories live. Discover now