❂ capítulo treinta y cuatro ❂

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dedicado a la telmex y dona


DAERYS





Estaba en casa y a la vez no lo estaba.

Juraba que sentía el calor y oía el sonido de las olas golpeando la costa. Escuchaba la distante risa de su hermana y el constante golpeteo de las armaduras contra el suelo, los guardias haciendo sus usuales rondas a lo largo del castillo.

"Daerys"

Lo llamaban, lejos y a la vez cerca pero no podía enfocar nada, todo estaba dándole vueltas. Quería moverse, pero no había nada claro a través de su mirada.

Y había algo más. Algo que lo tiraba del pecho, que jalaba desde el sitio más profundo de su ser y lo empujaba hacia adelante. ¿Se estaba moviendo? No lo sabía, ni siquiera sabía si estaba yendo a la izquierda o a la derecha. Arriba o abajo. Solo estaba siguiendo un camino completamente a ciegas.

Escuchó a los dragones rugir, pero también escuchó... árboles. Ramas moviéndose a través del viento, el denso olor de la vegetación, tierra húmeda. Y eso no era su hogar, ese no era Dragonscale, pero sentía que todo lo que lo rodeaba ahora era frío.

Pero él se seguía moviendo.

"Daerys" dijeron otra vez y pudo reconocer la voz.

"¿Padre?"

Algo comenzó a formarse frente a Daerys. Una silueta que se tornaba cada vez más nítida, una figura con luces y sombras y colores. Lo primero que resaltó fue el azul; pintado por aquí y por allá como brochazos burdos en un lienzo, manchas que pronto se convirtieron en tela y seda, un par de ojos brillantes que eran una réplica de los suyos.

Porque frente a él estaba su Padre.

"Daerys, tienes que despertar."

"Papá..."

Su pecho seguía jalándolo hacia enfrente, pero él se había detenido y sentía mucho más fuerte el tirón que seguía impulsándolo a moverse, cada vez con mas premura, como si no pudiera esperar.

"Mi niño, estás bien. Estás a salvo" sonrió el príncipe del Norte con esos ojos de cielo, con ese gesto apacible y elegante que tanto añoraba. "Tienes que despertar."

"Estoy despierto" frunció el ceño sin entender, pero su Padre negó con dulzura. Alzó la mano para tocarle la mejilla con una suavidad que Daerys parecía presenciar solamente, sin llegar a sentir.

"No, estás aquí pero tu cuerpo sigue allá y te necesita. Sander te necesita. Seguro le diste un susto de muerte." Daerys escuchó la risa de su Padre y oh, como lo había extrañado. Porque aunque estuviera difuso Daerys casi podía sentir la calidez de su cuerpo. Lou lo miró con añoranza, hasta que algo en su mirada se oscureció. Y conocía todos los gestos de su Padre, algo estaba inquietándolo.

"¿Por qué estás aquí?, ¿te he llamado?" le preguntó, sintiéndose pequeño y frágil, aunque Daerys sabía que ya había alcanzado en estatura a su Padre y que si alguien los veía de lejos, seguro los tomarían por gemelos. Aunque si se acercaban, verían la diferencia de diecinueve años entre ambos. "No... recuerdo muy bien lo que sucedió, estaba... con Sander y luego escuché voces y eran almas en los pasillos..."

Drakhan NeéWhere stories live. Discover now