❂ capítulo cincuenta - final ❂

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Maratón final 6/6






"No todas las sombras son oscuras,
mantente alerta y aprende a ver aquello que es invisible.
Confía en él, siempre llevó parte de la luz consigo,
Y tú has aquello en lo que siempre has sido bueno.
Regresen con un corazón sin grietas."

Daerys Akgon admiró el pergamino entre sus manos. Había algo en la perfecta caligrafía de su Padre que lo ponía sensible, lo hacía añorar por su hogar.

Tal vez era la tinta, de las plumas que sabía que tenía metódicamente acomodadas en su escritorio. O tal vez era el papel, aquel que era importado del norte y que juraba que olía a su antiguo hogar lleno de nieve. Pero Daerys sabía qué era precisamente lo que lo hacía que su pecho doliera: la imagen tenue y fugaz que proyectaba de sus padres escribiendo esa misiva.

Su poder todavía estaba regenerándose, pero podía pasar sus manos por el pergamino y ver el momento exacto en que los monarcas de Goré admiraban el mensaje que estaban por enviar a su hijo. La imagen de Frareh rodeando a papá con sus brazos, dejándole un suave beso en su cien y este sonriendo con cariño.

Quería volver a casa, necesitaba estar de vuelta en Dragonscale.

Sin embargo, había algo en esa carta que no estaba correcto.

Regresen con un corazón sin grietas

La puerta se abrió y se cerró con suavidad. Ni siquiera tuvo que girarse para saber quién era. Su pecho lo había adivinado desde que la distancia entre ellos comenzó a acortarse minutos atrás.

—Aquí tienes —dijo Sander, llegando a la sala con una bandeja atiborrada de comida. La tetera estaba humeando y aunque Daerys sintió su estomago añorar por el delicioso olor, se obligó a mantenerse quieto mientras el Alfa lo acomodaba todo en la pequeña mesita frente al fuego—. Me aseguré de que todo estuviera perfecto para ti, el té está exactamente como te gusta.

—Gracias —se obligó a decir en cuanto el moreno se sentó a su lado con cuidado. Los vendajes a su costado cuidaban las heridas que las sombras le habían dejado, pero aún así, había ido en busca de comida para Daerys, ya que este todavía se sentía demasiado frágil como para moverse más de unos cuantos metros.

—Dijeron que nos darán unas provisiones para el viaje de vuelta, aunque les dije que no haría falta. Con los dragones, estaremos en Dorado al anochecer.

—Lo sé —contestó con el mismo tono bajo y ante eso, Sander alzó sus preciosos ojos ante él, mirándolo durante unos segundos que parecieron eternos. Suspiró antes de preguntar con cautela:

—¿Sabe que nos iremos hoy?

Daerys lo miró como toda respuesta. Sander le tomó la mano.

(...)

Tras el enfrentamiento con Arwan, de donde hubo una enorme explosión de poder que recorrió al mundo entero, el sol volvió a brillar sobre Nivhas.

Las brujas de Gindar habían despertado del hechizo que su Matrona les había lanzado, admirando como del cielo bajaban los dragones de los príncipes. Daerys montaba junto a Sander aquella dragona de plata que refractaba el brillo del día como si estuviera hecho de cristal. Incluso el pequeño grupo de brujas que salía del bosque hasta el castillo, liderados por una antigua de tez morena, se maravilló ante lo que estaban presenciado.

La magia había vuelto. Gloriosa, majestuosa, completamente invencible. Se sentía debajo de la tierra, en la brisa del viento, en el cielo a su alrededor.

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⏰ Last updated: Jun 02, 2023 ⏰

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Drakhan NeéWhere stories live. Discover now