❂ capítulo cuarenta y seis ❂

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Maratón final 2/6


ZEERAH





Había sentido miedo toda su vida..., pero eso era otro nivel.

Zeerah gritó cuando el dragón le rugió. Cerró los ojos cuando la oleada de viento la tiró hacia atrás, haciendo que su cabello volara sobre sus ojos. Intentó protegerse con sus manos, pero ¿qué habría podido hacer contra un dragón?

Riskhar, era el nombre de esa bestia; era exactamente el tipo de criatura a la que todo el mundo le temería tan solo al mirarlo una vez, pero Zeerah lo había montado..., lo cual, era mucho peor.

Jaekhar había intentado todo para que ella dejara de temerle, pero cada esfuerzo había sido nulo. El dragón la odiaba, estaba convencida de eso. No sabía qué era lo que ella tenía que hacía que Riskhar quisiera matarla, tal vez el hecho de que fuera una bruja; pero nadie podía negar que, si el príncipe no estaba cerca, tal vez el dragón finalmente encontraría una oportunidad para hacerla su cena.

Una oportunidad justo como esa.

Zeerah olvidó su plan. La idea de llegar con Misah se perdió entre su pánico. El plan de salvar a los príncipes se redujo a un simple susurro que se extinguió con el primer rugido de esa bestia. Ahora moriría, un dragón la aplastaría entre sus dientes.

No quiso abrir los ojos, tan solo bajó las manos y se abrazó con fuerza. Tomó aire para decir sus últimas palabras.

—Lo siento, Jaekhar.

Entonces sucedió.

Pero pasaron los segundos... y no sucedió nada. El dolor no llegó, el fuego no la calcinó. Ni siquiera escuchó otro rugido. Tal vez había pasado tan rápido que ni siquiera fue capaz de sentirlo. ¿Estaba muerta ahora? no quería tener que enfrentar otro fracaso, no tenía la fuerza para hacerlo. Pero se obligó a abrir los ojos.

La imagen de Riskhar era devastadora.

La estaba mirando con una mezcla de aburrición y odio, o eso era lo que Zeerah estaba pensando. Estaba sobre sus patas, sus alas extendidas a los lados y la cola llena de púas enrollada a un costado. Podía verlo gracias a la estrella que flotaba sobre él, proyectando más brillo para poder iluminar a una bestia que parecía ser la noche encarnada.

Se quedó esperando a que atacara. O que se aburriera y se levantara para volar lejos de ahí, pero la bestia no hizo ninguna de esas cosas. Tan solo se quedó contemplándola. Y a la bruja le tomó otros varios segundos en juntar el valor para ponerse de pie. Eso provocó que Riskhar le gruñera de nuevo, pero Zeerah no hablaba dragón, no entendía qué era lo que esa bestia sentía o si incluso la dejaría vivir si intentaba escapar de ese claro. Pero la estrella seguía ahí y el dragón no parecía extrañado por su presencia, incluso... parecía como si la estrella tuviera... control sobre él.

No, no control... el dragón parecía leal a ella.

Zeerah tuvo muchas preguntas, pero tragó saliva y decidió hacer la más importante de todas.

—¿Qué es lo que sucederá ahora? —preguntó hacia la luz, comenzando a tener una idea de la indentidad de ese poder. El solo pensamiento hizo que un escalofrío recorriera todo su cuerpo.

No hubo respuesta. Pasaron los segundos y Zeerah tan solo esperó. Riskhar no apartaba la mirada de ella, pero empezó a gruñir, como si estuviera percatándose de que algo con lo que no estaba muy contento. La bruja lo comprendió de un momento a otro y ella también comenzó a negarse.

Drakhan NeéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora