Capítulo 10.

3K 278 89
                                    

JENNIE KIM.

No. Dijo que no aceptaría lo que yo le estaba ofreciendo.

Asimismo, luego de lo que hicimos, o más bien, yo le hice, decidió ponerse de pie e irse. Dejé el dinero sobre la mesa y fui detrás de ella, con la esperanza de que cambiara de idea.

Se supone que después de como le conté una parte de mi vida; la parte que menos me dolía, y la que siempre quería contar, pero nunca me había atrevido. Eso hasta que llegó Lisa, esa es parte de mi vida, yo soy esa persona. Egoísta y terca. La cual no se rinde hasta tener lo que quiere.

Al momento de que mi pie hizo contacto con aquel sitio húmedo, aunque no lo veía, podía sentir lo caliente que estaba. Las mejillas de Lisa eran rosadas, y tuvo que mantener la compostura para no ser tan obvias. Cuando tomó mi pie para que fuera más rápida y ayudó a aquel movimiento, supe que la tenía donde quería.

Sus pupilas dilatadas, sus labios frunciéndose para no soltar un grito. Y cuando llegó al orgasmo fue lo mejor, un gruñido muy bajo pero que me volvió loca, salió de sus labios. Y sentí desmayarme en ese momento.

Fue justo ahí que me di cuenta de que no sería facil, pero tampoco imposible; sentir a Lisa aunque sea de esa manera, era un privilegio que sólo yo había tenido y que solo yo esperaba tener. Ahogándome en pequeños jadeos que quería soltar, porque su placer era el mío.

Y mi vagina quería que Lisa fuera la protagonista de todas sus fantasías. Así como sabía que ella estaba tan mojada como yo, también tenía en cuenta de que quería lo mismo. Y no sé como, pero lograría acercarme más a ella.

Y aunque nunca fui sincera con nadie, con Lisa todo era diferente. Reír con ella era diferente, mirarla, o admirarla. Todos terminaban con la misma palabra, diferente. Y todo era arte. Y sus labios; nunca imaginé querer besar unos labios como deseo besar los de ella.

Nunca fui de darle el trabajo a nadie. Nunca permití a nadie tomar posesión de mi cuerpo, yo era la que daba órdenes, la que decía como moverse. A mí me gustaba mandar en la cama <<y fuera de ella>>, pero como siempre; Lisa era la excepción a todo. Pero con la diferencia de que no estaba enamorada de ella, todo era atracción sexual.

Y puedo estar segura que desde que la pruebe <<así como pasa con todos>> aquel sentimiento se esfumara. Lisa no puede ni debe saber más sobre mi vida, corro peligro al igual que ella si es así. Nunca confíe ni mi trabajo ni mis pensamientos a nadie.

Estos siempre permancieron conmigo, en todo momento fueron los únicos que nunca hablé. Y aunque todo lo que le dije era cierto, y me desconocí, me mostré frágil delante de ella. Pero no derramé ni una sola lágrima.

Y por momentos noté su indiferencia. Le dio asco saber que una mujer como yo estaba de esa forma metida en las drogas. Y aunque no suelo consumirla a todo momento ni a toda hora, lo hago bastante cuando estoy nerviosa u ansiosa. Y eso me tranquilizaba.

Nunca pensé en la idea de meterme a rehabilitación, después de todo, no tenía porqué hacerlo. No tenía razón, ni lógica. Este era mi mundo y así se quedaría.

Pero al ver la mirada de Lisa, algo dentro de mí dolió. Su dureza me retorció. Hacía mucho que no sentía aquello, que no pensaba que podía dolerme tanto una mirada. Pero Lisa marcó la diferencia.

<<Lo hizo desde que llegó>>.

Puse la droga sobre la mesa y la regué por esta. Esnifarla era relajante y era justo lo que estaba haciendo ahora. Cuando aquella pasó por mi cuerpo, sentí esa calidez y relajación; me dejé caer hacia atrás en el mueble de mi departamento y cerré mis ojos. Cuando el único recuerdo que azotó mi mente en ese momento fue el de la noche anterior.

Viajando Entre Mentiras. (Jenlisa)Where stories live. Discover now