EPÍLOGO.

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LALISA MANOBAl.

Cada sentimiento, cada mentalidad, cada cosa que pasaba por mi mente era algo de peligro porque me preguntaba porque no me había ido con ella. Sentía miedo de tener ese pensamiento teniendo por quienes vivir; tenía que vivir por mí y porque ella. Todos los días que me levantaba pensaba en ella y en lo bien que podría haber estado desde un principio sí no hubiese olvidado todo.

Tenía miedo de que la culpa un día me comiera por completo. Me cerraba, cerraba mis pensamientos, cerraba mi corazón, cerraba todo lo que tuviese que ver con algún tipo de sentimiento.

Me arodillé frente a su tumba, con lágrimas en los ojos coloqué una mano sobre esta, la lluvia caía sobre mí. No creía que terminaría así, estaba destrozada, sintiendo como si nada en la vida tuviera sentido.

—Perdón, perdón, perdón —susurré—. Perdón. No deberías estar ahí, mi amor, perdóname por ser tan cobarde.

Mi corazón se sentía colgando de un hilo, uno muy ligero en el cual se mantenía su nombre; ya no sabía que hacer. Sentía su presencia aunque ella no estaba físicamente presente. Y no quería, no quería dejarla ir.

Esa sensación de que una parte de mi fue, es irreparable, y no voy a fingir estar bien. Porque esto me destrozando.

***

—Que se joda el castigo. Yo te quiero y te necesito, no permitiré que mis jodidos celos jodan todo.

—No, tú sigue celosa, me encanta cuando eres posesiva.

—¿Mucho?

—Demasiado.

***

Cada celula de mi cuerpo la extraña, y no lo acepto. No acepto que hoy no esté conmigo.

—Este era el castigo... pues prefiero estar muerta, porque sin ti no sé que hacer —acaricié su tumba—. Vuelve, por favor, vuelve.

Dejé caer mi frente contra la tumba, mientras estaba desgarrada en lágrimas. Porque esto era sufrir, esto era lo que no quería.

—Lisa... es hora de irnos —Nayeon puso una mano en mi hombro.

—No quiero. Jennie volverá.

—No, Lisa –me cubrió con un paraguas—. Jennie ya no volverá.

—Ella no... Dios mío, ella no —sollocé.

Me fui colocando de pie pero antes dejé un beso en su tumba.

—Adiós, mi amor. Adios, mi Nini.

Pueden pasar mil amores por tu vida, pero sólo uno encerá la primera llama de tu vida, los demás sólo usarán leña que no servirá para prender el fuego. Ya nada será igual.

****

UN AÑO DESPUÉS.

Un año desde la muerte de Jennie, un año en el cual no he hecho sino lamentarme por no poder hacer nada, y ninguno de esos lamentos me han traído a Jennie de vuelta. Siempre supe que no pasaría, pero tenía la fé.

Por alguna razón creí que volvería a verla y que todo sería como antes, que yo usaría la cabeza y enfrentaría la realidad, que no tendría miedo y que la amaría sin tener que esconderla.

Jennie llegó a mi vida como un huracán y se fue como una paloma. La cual extrañaré para siempre.

El día de su muerte todo fue un desastre, estuve a punto de pedir que me metieran a un psiquiátrico porque no creía que fuese real que Jennie ya no estuviera conmigo. Cuando vi que estaba cubierta con una sábana hasta arriba, algo dentro de mí se enfermó.

Viajando Entre Mentiras. (Jenlisa)Where stories live. Discover now