Capítulo 23.

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JENNIE KIM.

Era lo que quería, pero se sintió tan extraño. No malo, no intenso, yo de verdad hice más que sexo con una persona. Yo de verdad me besé con Lisa, y no era algo nuevo lo había hecho antes con ella...

Pero definitivamente no era propio de mí tomar esas conductas, yo no hacía el amor con nadie. Yo no trataba a nadie, ni miraba a los ojos a la hora del sexo. No acariciaba con cariño a nadie, pero ¿por qué a ella sí?

Tomé su mano después del sexo, le sonreí, y no me coloqué de pie como siempre solía hacer. Y ni sé si se puede clasificar como tener sexo, ya que ni siquiera hicimos gran cosa. Fue su primera vez y algo dentro de mí me dijo que tenía que hacerlo diferente.

Pero cuando me lo pidió, no pude resistirme más. Lo lento jamás fue mi fuerte, y acostarme con una virgen tampoco; pero Lisa hace la excepción a todos. Su manera de cubrirse cuando terminanos de tener sexo me pareció dulce, o como cerró sus ojos por unos segundos luego de que yo le haya hecho el amor.

No soy así, a mí me gusta el sexo brusco, me gusta que la persona me demuestre aunque sea un poco de conocimiento a la hora de tener sexo, pero Lisa no lo hizo. Con lo mínimo, gimió y eso porque viene en el paquete de tener sexo. Pero no más de ahí, y ahí radica el problema. Con Lisa hice cosas que con nadie.

Tuve la paciencia que con nadie, y mirar a sus ojos luego de terminar, fue como volver a nacer. Mirar la luz del hospital, y sonreírle a una persona que no conoces. Fue como seguirla a través de un tunel. Por primera vez, vi luz en mi vida.

Si besar a Lisa fuera un pasatiempo, fuera sin duda uno de los mejores, la ternura con la que me toma del rostro aunque el beso sea desenfrenado o como se pega hacia mí con torpeza e inexperiencia. Los pequeños gemidos que suelta en ese acto, estar con Lisa es algo mágico pero a la misma vez una perdición, porque no sé que es de mí.

No sé donde quedó Ruby, con ella no me permito serlo, siempre tengo que ser Jennie. Mostrándome algo vulnerable, o lo que creo que es vulnerable. Porque no sé como serlo.

Su piel bajo mi tacto, su calor. Todo en ella es algo aparte del resto, y ya no sé si me da gusto o ganas de llorar y tirar todo.

Me eché el pelo hacia atrás, y dejé la hoja de papel en la cual estaba escribiendo. El estres que desprendía era grande. Me hundí en la silla de mi oficina, y miré fijamente a aquel mueble. Después de que la abracé por minutos eternos, y que escuché su corazón galopar, la llevé a casa. No sé si sus padres estaban o no.

Y en ese momento no me preocupé, porque todo el viaje estuve en silencio, con tal de que no hablara sobre el suceso de la oficina. Y ella respetó eso y no habló por lo menos no conmigo en el viaje, ya que sé que en su cabeza se repetí una y otra vez todo aquello. No sé si estaba culpable, o se arrepentía, pero lo que sí sé, es que para ninguna terminó como queríamos.

A lo primero se veía perfecto, pero pasó algo. Ocurrió que... ocurrió que no pudimos controlar algo, pasó ese momento donde todo se te detiene, donde por primera vez no te sientes en control con tus pensamientos o sentimientos, donde ya nada es igual. Donde sabes que algo ha cambiado pero no lo quieres admitir.

Mientras mi cabeza daba mil vueltas pensando en lo que podría estar pensando Lisa, la de ella probablemente se esté reprochando por haberlo hecho con una persona como yo. Que no tiene control sobre su vida, que no sabe ni bien lo que quiere, y que vive viajando entre mentiras. Porque Sooyoung e Irene tenían razón. Alejarme de Lisa siempre será la mejor opción.

Era como avanzar seis pasos y retroceder cinco. Siempre iba a sobrar uno que no me permitiría retirarme por completo.

Ya no sé que tiene que me atrae tanto, ya no sé que tiene que hace que quiera renunciar a todos mis demonios.

Viajando Entre Mentiras. (Jenlisa)Where stories live. Discover now