Capítulo 17.

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LALISA MANOBAL.

—No sabía que desayunar era tan divertido con las Manobal —dijo Jisoo, tomando un poco de leche—. En serio. Si es cierto que Lisa amanece algo retrasada —dejé la tostada a medio comer para mirar mal a Jisoo—. Pero... pero... pero es linda.

Nayeon rio, —¿Te gusta, Jeongyeon? —preguntó mi hermana, directo a una de mis amigas, lo que conmigo nunca—. Si quieres puedo...

—Tranquila, Nayeon, me gusta —la detuvo, tomando su mano.

Me quedé mirando fijamente aquellas y lo sospechosas que se veían. Entrecerré los ojos, mis padres no parecían darse cuenta de nada, al igual que Jisoo, pero a mí esto se me estaba haciendo muy raro.

Las salidas de Nayeon, las escapadas de Jeongyeon a la hora de la comida, esto no estaba yendo nada bien. Y estaba rogando que mi radar me fallara. Aparté la mirada, seguro me estaba haciendo ideas locas. Desde hace una semana ando así, no duermo bien ni sé en que mundo vivo o estoy.

Era increíble como había pasado toda una semana desde aquel día en el cual le dije a Jennie que por favor no me buscara más, y que esto había sido todo un error. Lo mejor de todo es que no me arrepentía.

Mamá me decía que Jennie venía en horarios de la mañana, justo cuando yo no estaba aquí, y le agradecí eso aunque no me podía escuchar. A quien sí me estaba encontrando mucho era a Seulgi, de vez en cuando caminábamos de regreso a casa, discutiendo temas triviales sin llegar al de Jennie ni a lo que ocurrió esa noche.

Cosa que quería olvidar <<pero no tenía exito>>, permanecía en mi cabeza y me atormentaba por las noches. Aceleraba mi metabolismo, y no obstante, tenía sueños húmedos con la castaña, todas las noches eran iguales. No había noche que Jennie no se apareciera en mis sueños.

Habían veces que odiaba dormir por el hecho de que aunque no la veía personalmente, lo hacía por sueños, y no sé que era más frustrante, si cerras los ojos y pensar en ella, en su nombre, en sus jadeos y en sus labios, o verla en persona. Ya cualquiera de las dos, me llenaba el buche de piedritas y pedía a todos los cielos olvidarlo.

Pero parecía imposible. Su perfume estaba tan presente, que cuando entraba a mi habitación, siento que ella estuvo minutos antes ahí.

Y decir que no recuerdo sus ojos a cada maldita hora del día, sería mentir. Me estaba volviendo loca, si es que ya no lo estaba.

—Manobal —me llamó Jisoo. Le hice una seña con la cabeza para que me dijera—. Si un día muero y me toca reencarnar en un pollo, estate atenta, si muevo el ala izquierza es que quiero que me salves. Me compras. Sabrá Dios en mano de que raro folla pollos caigo.

Hice una mueca, —Jisoo... eso es imposible.

—¿La reencarnación? —intervino mi madre—. Claro que existe, y es muy vista en estos tiempo.

Alcé las cejas, —Que locuras dicen ustedes. Y Jisoo, por Dios, ¿en un pollo?

—¡Claro! sería un pollo sexy —me codeó—. De esos que ni ganas de comerte te dan. Eso sí, si no me poner mi dosis de comida todos los días te cago la ropa. Pero por otro lado, te juró que dormiré contigo y cuando tengas pesadillas.

Jisoo tenía un toque de rareza muy... rara.

—En vez de estar hablando, apresúrense, llegaran tarde —aceleró mi padre.

—¿Mamá? hace rato que no vemos a Jennie, ¿no ha estado viniendo? —justo cuando estaba tomando mi jugo, este se me devolvió y mojé casi toda la mesa.

Tosí tan fuerte que Jisoo tuvo que darme palmaditas <<entre comillas, casi me deja sin espalda>>, para no atorarme más. Nayeon inclinó la cabeza hacia un lado, ella ya sabía y Jisoo también parecía saber, porque la sonrisa que intentó ocultar tomando de su leche, no fue muy disimulada.

Viajando Entre Mentiras. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora