35. BEA

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BEA

Azul y rojo.

Las luces de la ambulancia y de los autos de policía se mezclan, dándole sus tonos a todo mi alrededor. Y me pierdo en los colores, en la forma hipnótica en la que parpadean. No puedo escuchar, ni sentir, es como si todo lo está pasando frente a mis ojos no fuera real, o completamente ajeno a mí. Mi cabeza se ha quedado en blanco, con retazos que van y vienen de aquella noche trágica. Esas luces... me recuerdan al momento borroso en el que me encontraron en el pasto al lado de la carretera cuando me lancé del auto de Soren.

Eran los mismos colores, y esta noche sigue siendo el mismo miedo.

Estoy sentada en la parte de atrás de una ambulancia, ya me han revisado, vendado unos raspones que ni siquiera siento en mis rodillas de cuando Black me lanzó al suelo.

Black...

Se lo han llevado, a él y a Violet, en ambulancias cuyo ruido hizo eco por toda la calle hasta que desaparecieron. Amber y Red se fueron con ellos, yo no pude... la presión en el pecho vuelve, porque me siento terrible por congelarme, por quedarme estancada aquí sin poder moverme. No encontré la fuerza para levantarme y subirme en esas ambulancias, sostener sus manos, no pude.

Aún eres débil...

Esa voz de mi cabeza regresa, más cruel y fría que nunca.

—¿Quieres que llamemos a alguien? ¿Tus padres? —La voz del paramédico suena tan lejana.

—Yo me encargo. —Una voz familiar se acerca y alguien toma asiento a mi lado. Por unos segundos, Romy no dice nada y suspira antes de hablar—: ¿Quieres que te lleve a casa?

Casa...

¿Estaría segura en casa? ¿Quedaban lugares seguros en el mundo? No. Hace un rato, estaba riendo y bromeando con mis amigos y ahora dos de ellos están camino al hospital, y yo estoy aquí, con la mente nublada y los sentidos entumecidos. La fragilidad de la vida despierta ese miedo constante a la muerte, a lo rápido que todo se puede ir a la mierda.

—Él sonrió —murmuré, ausente y con una voz rota.

—¿Qué? —Puedo sentir la mirada de Romy sobre mí.

—Black... —digo, sin saber bien que es lo que quiero expresar—. Él siempre sonríe... ¿cómo... puede hacer eso? Cuando todo.... Es.... —Mi voz se rompe y Romy pone su mano sobre la mía en mi regazo.

—¿Cuándo todo es una mierda? —Romy me aprieta la mano—. Porque es Black, y es un idiota.

—No puedo.... moverme, no puedo hacer nada. —Dos lágrimas gruesas escapan de mis ojos—. No puedo.

—No tienes que hacer nada, Bea. Hemos pasado algo muy duro esta noche, dime que necesitas.

No sé que decir, la verdad, no sé que hacer. Un oficial de policía aparece frente a mí, las luces rojas y azules se reflejan en su insignia plateada. Mi vista se queda fija en ese detalle de su uniforme. Él se presenta y comienza a hacerme preguntas, lo escucho como si estuviera al otro lado de la calle, respondo de manera automática, todo lo que sé, todo lo pasó. Finalmente, él se da la vuelta y Romy se pone de pie.

—Vamos, no puedes quedarte aquí, ¿a dónde quieres ir?

—Al hospital.

—Bea, ¿estás segura?

No digo nada y me levanto, mientras caminamos a su auto, pasamos por un lado del lugar de los hechos, puedo ver la moto de Black con las manchas de sangre y el charco carmesí que dejó Violet cerca de la pared. Ellos están bien, tienen que estar bien, estarán bien.

Black & Blue (Español)✔️Where stories live. Discover now