38. Black

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BLACK

AÑO NUEVO

—Dale, así, un poco más duro.

Red chasquea la lengua y me golpea la parte de atrás de la cabeza.

—Sigue así y no te llevaré —amenaza, empujando mi carruaje: una silla de ruedas bastante vieja. No puedo caminar mucho todavía, los puntos en la herida en mi estómago son demasiados y tengo que ser cuidadoso de no perder ninguno. Entramos en el ascensor del hospital y Red se para a mi lado. Alzo la mirada para observar a mi amigo, se sigue viendo fatal. Sus ojeras son inmensas.

—Tienes que dormir. —Y me siento raro dando consejos de bienestar, no es mi área, pero Red se ve como que necesita dormir una semana. En realidad, todos lucen fatal, Amber y Bea parecen zombis. El único que está fresco como una lechuga soy yo que me acabo de despertar de un casi coma.

Y aunque la muerte de Valeria me cayó con una dureza que no esperaba, y he llorado en silencio en mi habitación de hospital, no es algo que expreso frente a ellos. Mis amigos necesitan al Black bromista y alegre porque si me uno al humor decaído que todos cargan, vamos a terminar más hundidos. Y estoy bien con ser esa pequeña sonrisa triste o risa inesperada para ellos. Me hace sentir útil y me gusta verlos sonreír entre tanto dolor. De alguna forma, me ayuda a lidiar con la perdida también.

Emergemos del ascensor a la azotea, muchos pacientes están aquí, el hospital lo permitió para que pudiéramos ver los fuegos artificiales cuando llegara la medianoche. Red me dirige a una esquina donde Bea está sentada en un banquillo con Amber, el lado de su cara descansando en el hombro de la rubia.

—¡Llegó por quien lloraban! —exclamo y Amber voltea los ojos mientras Bea despega la cara del hombro de su amiga. Ambas tienen ojeras y sus cabellos recogidos en un moño desordenado. Amber me ojea.

—¿Cómo es que te ves mejor que nosotros cuando eres tú el que está hospitalizado?

Me encojo de hombros.

—Tengo buenos genes, ¿qué puedo decir?

Red me pasa por un lado y mete las manos en los bolsillos de su chaqueta antes de recostarse a la barandilla de cemento frente a nosotros.

—No vuelvo a llevarlo a ninguna parte —promete—. Gimió todo el camino, diciendo que le diera más duro.

Sonrío.

—Te gustó, no mientas.

Bea sonríe un poco. Eso... eso... así me gusta. Y entonces, la miro a ella y a Amber y me lamo los labios, fingiendo preguntar relajado.

—¿Y Violet? ¿No vino?

Amber y Bea compartieron una mirada que fue suficiente para una respuesta. Es como si no supieran que decir porque mi mejor amiga no ha venido a verme ni una vez. Y lo entiendo porque acaba de perder a su hermana, aún así, me duele. No puedo negarlo.

Violet siempre ha estado ahí en mis peores momentos, no hay ni uno solo que pueda recordar en el que no esté ella, con sus abrazos y sus sonrisas cálidas. Y ahora quiero estar ahí para ella, y no puedo salir de este jodido hospital. Y aunque estamos todos aquí, siento que me falta algo porque ella no está.

Desde que desperté, y recordé ese sueño extraño que tuve con ella, mi mente ha sido un desastre. Necesito verla, escucharla, sentirla, asegurarme de que está bien. La quiero mucho, y no entiendo porque no puedo definir lo que siento por ella, es caótico y confuso y me odio a mi mismo porque si lo tuviera claro, no la habría herido.

Black & Blue (Español)✔️Where stories live. Discover now