[36] BLACK

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BLACK

Cuando estás al borde de la muerte, tu vida pasa frente a tus ojos...

Cuantas veces escuché esa mierda, y ahora todo lo que siento es frío y mucho sueño. Las personas que se mueven a mi alrededor son figuras borrosas, siento presión en el estómago y no puedo recordar que ha pasado o donde estoy, es como si mente estuviera nublada, confusa.

No puedo moverme ni abrir los ojos del todo, así que decido echar un vistazo a mi vida por voluntad propia ya que no sucedió de forma automática como me repitieron tantas veces.

Nací en una tormenta de nieve, la ambulancia no podía llegar a casa por los caminos bloqueados, así que mi madre me expulsó en su mueble favorito, el cual no volvió a ser el mismo después de eso.

—Ni siquiera lloraste. —Mamá recordaba con cariño.

La primera parte de mi niñez fue buena, mis padres eran felices, y me sentí querido, todo iba tan bien... hasta que papá fue infiel por primera vez, y ella lo perdonó. Entonces, mamá ya no sonreía tanto, dejamos de salir los tres al parque, ya no perseguíamos al camión de helados juntos. Y llegaron los problemas económicos, papá gastaba demasiado dinero y no sabíamos en que, eso enojó aun más a mamá, y empezaron las peleas.

La primera vez que se gritaron fue en mi cumpleaños número diez porque papá había olvidado mi pastel, y en mi cumpleaños once, papá le pegó a mamá. Aún recuerdo la rabia que me envolvió, todo lo que consideré, pensé en donde estaban los cuchillos en la cocina, que haría si volvía a pasar. Y cuando ocurrió de nuevo y me metí, papá me rompió la nariz.

Así empezó mi etapa de rebeldía, de peleas en el colegio, mis escapes a la casa de Red. Cuando nació mi hermana, mis padres intentaron reparar la relación, creo que esa fue su intención al tener otro hijo. Y por un año hubo paz, y luego el caos volvió porque un hijo no es la cura de una relación rota y abusiva.

Una sola mirada a los ojitos de mi hermanita fue suficiente para que me sentara con mi madre. Ya yo tenía muchas partes de mí jodidas por lo que había vivido con ellos, pero ella no.

—Tienes que dejarlo —dije serio.

Mamá suspiró.

—No puedo.

—De acuerdo.

Mamá me ojeó extrañada.

—¿Eso es todo?

Me encogí de hombros.

—En el momento en el que te golpee de nuevo o haga algo jodido frente a mi hermana, lo mataré —dije con una seguridad que traspasaba la incomodidad entre nosotros—. No tengo mucho que dar, no valgo mucho, pero puedo evitarle una infancia miserable a mi hermana. Y lo haré de ser necesario, mamá. Te lo juro.

No dije nada más, y mamá pareció ver la seriedad en mis palabras porque unos días después empacó sus cosas para dejarlo. Con cuidado, empaqué la mochila rota que usaba para ir a la preparatoria, esa que muchos criticaban y señalaban en los pasillos. A pesar de sus partes rasgadas, esa noche me parecía perfecta por lo que representaba: escape de mi padre. Me preguntaba a donde iríamos, sabía que teníamos familiares en otro pueblo, quizás ahí nos refugiaríamos hasta que mamá consiguiera un trabajo.

Emergí de la habitación con la mochila a un lado y cuando llegué al final del pasillo, mamá estaba en la sala y sostenía a mi hermana en la cintura, con las maletas a un lado. Las lágrimas estaban frescas en sus mejillas. Papá estaba de espaldas a mí. Ella apretó sus labios, le pasó por un lado y se acercó a mí.

Black & Blue (Español)✔️Where stories live. Discover now