Baby shower

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Capítulo 13

Rebecca

El sábado había llegado y con él, la fiesta del nieto de Edna. Ahora mismo miraba un vestido amarillo y uno azul cielo. El primero era de una sola manga mientras que el segundo tenía tirantes gruesos. Los dos me quedaban por encima de la rodilla y me los ponía por encima frente al espejo.

Al final me fuí por el azul cielo, reviso mis zapatos y me pongo unos blancos de plataforma, me hago una coleta alta dejando resaltar mis ojos verdes, me pinto los labios de un color crema con brillos y me aplico rubor junto con rimel. Al final me aplico perfume, tomo mi bolso del mismo color que mis zapatos y tomo la caja de regalo.

Salgo sola a la calle para pedir un taxi que se para al hacerle señas.

Iré yo sola a la fiesta, mi tía también estaba invitada pero tuvo problemas en la cafetería por la mañana y no pudo acompañarme. También le había dicho a Madison pero fue con su madre al enterarse que estaba enferma.

El taxi se para en la entrada de una casa blanca de dos pisos, le pago y cuando entro lo primero que veo son los globos azules que adornan el camino que me lleva hasta el jardín trasero donde yacen las mesas y las personas.

Por lo visto la fiesta es mixta, pues del lado izquierdo están las mujeres y del derecho los hombres. Supongo que son amigos y amigas de los padres.

—¡Rebecca!— la voz alegre de la señora Edna llega detrás de mí. Giro y se acerca con una sonrisa.

—Me alegra que estés aquí— busca a alguien más para después decir:—¿Y tu tía?

—Dijo que la disculpara. No pudo venir porque tuvo unos inconvenientes en la cafetería y para reparar la falta la invita a usted y a su hija cualquier día a la cafetería.

—Muchas gracias, y es un pesar que no viniera, me cae muy bien.

—He traído esto— alzo la caja y me jala hasta una mesa del lado izquierdo.

—Keith, cariño— le llama a la rubia de blanco.—Ella es Rebecca.

La llamada se gira y me recibe con una sonrisa cálida. Es idéntica a su madre, las dos comparten los cabellos rubios y los ojos marrones.

—Buenas tardes— saludo y me invita a sentarme con las demás.

—Hola Rebecca, mi madre me ha hablando de ti— recibe la caja de regalo cuando se la ofrezco.

Me dan un vaso de jugo diciendo que no hay alcohol ya que la futura madre no puede tomar claramente por su estado.

Mientras bebo del vaso recorro el jardín con la mirada apreciando la decoración azul y a cada adorno de todo el jardín. Reparo en el lado donde se encuentran los hombres y me topo con un par de ojos azulados que conozco perfectamente.

El rascacielos con traje está sentado frente a la mesa de nosotras, sus ojos me inspeccionan desde la distancia y yo hago lo mismo. Me sorprende que no lleve su distinguido traje, solo soy capaz de verle la camisa negra al estar sentado. Viene casual, pero lo elegante no se le quita.

También toma su vaso de jugo y lo bebe manteniendo sus ojos sobre mí, ninguno de los dos desvía la mirada y me sumerjo en ese color tan hermoso recordándome toda la semana.

En todos esos días no me dirigió la mirada, fue un milagro que me hablara y eso fue porque era necesario para el trabajo, pero estoy segura que si por él fuera, me hubiera ignorado completamente.

Estoy segura que está así por el "casi" beso y aunque he querido hablar con él sobre eso para que el ambiente entre nosotros no estuviera tan tenso, no resultó. Cada que intento decirle, no articulo palabra alguna y termino arrepintiendome.

Mi Corazón Es Tuyo (#1. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora