Familia Villanueva

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Capítulo 36

Enzzo

Verla de esa forma en aquella cama era una tortura que me mataba lentamente. Mis ojos se negaban a abandonar ese pequeño cuerpo que estaba descansando frente a mí sin saber lo que estaba pasando a su alrededor.

Cuando me entré que estaba en el hospital yo me encontraba en una reunión con Taylor sua tres socios publicistas. Fue Luisa quien me llamó hecha un mar de lágrimas diciendo que mi Rebecca estaba en el hospital. Sin pensarlo dos veces cancelé esa reunión en medio de ella y me fui corriendo al hospital para estar junto a ella y saber lo que estaba pasando. En cuanto llegué su tía me explicó que se habían metido a robar a su casa y que Rebecca aún estaba ahí por la mañana cuando la tragedia sucedió.

Esa noche me quedé con ella después de habar con el doctor que la atendía. No dormí en toda la noche y me quedé en un sillón en la esquina de aquella habitación. No quería dejarla sola, era lo último que quería.

Me hubiera gustado tanto haber pasado por ella esa mañana para poder impedir que aquello sucediera. Rebecca era lo más importante para mí y no soportaba verla mal, herida, lastimada e indefensa. Moría de ganas por ver ese verde de sus ojos que me encantaba y que permanecieran viéndome como solo ella sabía que me volvía loco. Quería ver una deslumbrante sonrisa y desee con todas mis fuerzas estar escuchándola hablar toda la noche así como ella lo hacía en lugar de ahogarme en el silencio absoluto que había en esa habitación.

En cuanto despertó sentí como el alma me regresaba al cuerpo y me dieron unas enormes ganas de abrazarla y no soltarla jamás. Estuve un momento con ella pero después de lo que confesó la ira se había apodado de mí.

Lo que había sucedido estaba lejos de ser un robo. Alguien se metió a su casa a hacerle daño y ese alguien era Nicolas Ocampo, el mismo hombre que había tenido frente a mí el día anterior en mi empresa.

Las ganas inmensas de partirle la cara me habían atacado y tuve que dejarla sola para tomar aire y controlarme por el ataque de ira que amenazaba con explotarme. Salí furioso del hospital directo a su casa y cuando llegué una mujer castaña y de ojos verdes me abrió la puerta diciendo que Nicolas era su esposo y que no se encontraba. Ese día hablé con la policía para que lo atraparan por intento de homicidio, yo me encargaría que se hundiera en la cárcel por haberse atrevido a tocar a mi Rebecca.

Y eso no era todo, Robert y David vinieron a mí contando que el muy infeliz les había robado millones de dólares y que no podían encontrarlo.

Un golpe más duro me recibió cuando Rebecca me dijo que se conocían de hace mucho. Me contó su pasado con él y me costó creer que ella hubiese pasado por algo así. Se veía tan feliz, tan inocente y tan contenta con el mundo que difícilmente imaginé que cargara con algo tan duro y triste.

Imaginarme a una Rebecca de 17 años en esa situación me había partido el corazón. Tan solo imaginar todo lo que pasó mientras me iba contando era abrumador y una gran impotencia me había invadido.


Ese día me había quedado a dormir junto a ella, se aferraba a mi como si temiera que la dejara y la estreché en mis brazos para que sintiera que jamás la dejaría. Ella no tenía la culpa de nada, ni tan siquiera del maltrato que su familia le daba en ese entonces.

Me quedé embobado apreciando como dormía a mi lado; tenía el cabello alborotado, apreciaba sus largas pestañas, su respiración tranquila y los labios rosados entreabiertos. Pasé mi mano por la blanca piel de su rostro y le acomodé el cabello detrás de su oreja y sus hombros para que no la molestara.

Mi Corazón Es Tuyo (#1. Bilogía Amor Eterno)Where stories live. Discover now