Mi Corazón Es Tuyo (#1. Bilogía Amor Eterno)

Confesiones

Capítulo 24

Rebecca

Le di vueltas a la cabeza toda la noche. Mis sentimientos son un lío que me cuesta controlar ahora con lo que pasó con Harper. Acepto que me gusta, que mi aprecio y cariño hacia él aumentaron y que lo miro de diferente forma.

Él dijo que tenía miedo y yo le dije que no todos éramos iguales. Pero detrás de esas palabras si hay un temor por saber si esto va funcionar o no. Si de verdad podríamos estar no como jefe-empleada, sino estar en una relación.

Después del beso de anoche salí casi corriendo de su habitación. Tanto él como yo teníamos que pensar y ya he aclarado lo que quiero. Quiero estar con él, esa es mi decisión y espero lo mismo de su parte, porque después de los besos que nos dimos no puedo imaginar nada contrario a eso.

Suspiro sonoramente y termino de abrocharme los botones de mi camisa para después colocarme los tacones. Escucho unos rasguños en la puerta y cuando la abro me encuentro a Max sentado frente ella.

—¿Qué haces aquí?— sonrío y pasa acercándose a mí.

Lo acaricio y noto como un papel se cae de su collar. Lo tomo y me ladra para que lo abra. Cuando lo hago me dispongo a leer lo que tiene escrito.

Rebecca, no tengo cara para mirarte a los ojos después de lo que pasó anoche, me dejé llevar por los sentimientos y no medí mis actos y mucho menos las consecuencias que traerían. Entiendo que no me quieras ver, me porté erróneamente contigo y lamento haberme creado una historia falsa en mi cabeza.

Sé lo que pasó con Enzzo también, Verónica se encargó de esparcir lo que miró por todo el hotel y la noticia llegó a mis oídos. La verdad es que noté como Enzzo te mira y supe que le gustabas y que el sentimiento era correspondido. Deseo que puedas tener algo con él y que sean felices.

Y una vez más, perdón por esto.

Edgar Lee

Doblo la nota de nuevo y la dejo sobre uno de los muebles.

—No sabía que eras mensajero— le digo al perro cuando me ladra de nuevo.

—Debo irme, Max.

Salimos de la habitación y él se va por su lado dejándome sola. Bajo a recepción con las palabras de Lee en la cabeza, yo también le debo una disculpa después de lo que hice. Los dos nos equivocamos y es mi turno de disculparme. Por lo visto Verónica contó a medio mundo lo que miró cuando le abrí la puerta.

No tengo tiempo para centrarme en ella e ignoro sus miradas de odio cuando me mira, está con la señora Edna preparando todo para lo conferencia en el jardín.

Mi jefa se hace cargo de todo eso mientras yo me mantengo alejada trabajando en la tableta. Pasan los minutos y los de la prensa llegan, personas que no conozco toman asiento detrás de ellos y después el rascacielos sale del hotel.