Ice cream ( Geten y tú) bnha

ESPECIAL

Este es un capítulo especial, temporalmente ubicado dentro de los capítulos pre-viaje a BNHA.

La casa de tu abuela solía albergar a muchas personas un día domingo al mes. Entre primos, tíos, otros abuelos y señoras que nunca habías visto hasta entonces, llenaban bastante espacio de su modesta casa. 

Este sería el primer "domingo familiar" en el que Geten estaría presente y te preguntabas cómo reaccionaría tu familia y conocidos. Tu abuela lo había traído a vivir con él durante el supuesto intercambio y de seguro que tendría buenas palabras para describirlo. 

Por supuesto, ella siempre necesitaba mucha ayuda para dejar la casa impecable. Y ahora que su hijo estaba convaleciente por el incendio, no le quedaba otra que hacer todo ella misma. 

Pero no en la guardia de Geten. 

Para tu no tanta sorpresa, él ya estaba levantado como de las 5:00 a.m., en cuando se enteró que vendrían a visitar a tu abuela. El frío de la mañana, cuando todavía el sol no asomaba, lo revitalizaba.  Para empezar, antes de que la anciana apenas estaba en su primer ciclo de sueño, él ya había limpiado toda la cocina, el baño, el comedor y barrido las hojas del patio y el antejardín. Y antes de las 7: 00 a.m. ya tenía pintada la cerca, al perro bañado y las canaletas del techo despejadas. 

Cual cenicienta, hizo los deberes al son del tarareo de unas canciones francesas. 

Se esforzó principalmente en dejar hermoso el jardín, y las plantas bien cuidadas. La botánica y jardinería era algo que había aprendido en nuestro mundo, tras los múltiples programas televisivos que su anfitriona veía y sus mismos consejos sobre el cuidado de las flores. 

Llegaron las 10:00 de la mañana y tu abuela no hacía ni siquiera una pequeña aparición para ir al baño como de costumbre. El chico comenzó a preocuparse de no verla asomar por la puerta de su habitación o simplemente abrir las cortinas de su ventana. 

Terminó de limpiar las hojas del limonero, y subió a tocar su puerta. Que para su sorpresa estaba entreabierta. Si algo le habían enseñado, era que no se entraba a la habitación de una mujer así sin más. Así que esperó unos segundos y volvió a tocar, pero no escuchó ningún ruido. 

Su corazón se aceleró, pensando lo peor. Entró de golpe y ella no estaba acostada en la cama, sino en el piso llorando. 

—¡¡¿Se encuentra bien?!! ¡¿Se ha caído?! 

—No, no…estoy bien. Tranquilo Olaf. 

—¡¿Está herida?! ¡¿Necesita una ambulancia?! —exclamó, todavía escandalizado y buscando heridas en la anciana— ¡¿Le duele algo?!

—No Geten, no es dolor físico. 

—No lo entiendo. ¿Por qué está llorando? 

—Mi hermana menor, está muy delicada de salud. Debe costear una cirugía carísima —se lamentó, apretando su mano contra su pecho—. Yo la crié como a una hija…no quiero que le pase nada. 

Geten rodeó con sus brazos a la señora. Si algo no se le podía criticar a Re-Destro, era que sí daba afecto y contención física. 

—Tranquila, conseguiremos el dinero. Si es necesario venderé más helados. 

—No es tu responsabilidad. Tú debes enfocarte en tus estudios, hijo querido, ya casi estás aprendiendo a leer en español y no debes descuidarte. —Ella se secó las lágrimas—. Tranquilo, por favor, solo vamos a desayunar y no me hagas caso. Ya has hecho mucho por mí en este tiempo.

—Solo intento retribuir lo que usted me ha cuidado. Me habría gustado tener una madre como usted —afirmó, mientras sonreía con sus ojos— Por cierto, tengo preparado el desayuno.