El Tic

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—Buen día estudiantes. —saludó la maestra con insomnio en los ojos. Algo que todos compartían el día lunes.— Supongo que el consejero escolar ya les notificó que viene un compañero más de intercambio; pero a diferencia de Verónica, él viene del extranjero.

Geten entró con tranquilidad al salón de clases. Aunque sus manos temblaban un poco.

—El es Olaf. —continuó la mujer— viene de Moskenes Noruega. Espero pueda hacer buenos amigos durante lo que queda del año. Bienvenido a último año.

—Gracias, maestra.

—Puedes tomar asiento al lado de Raúl y Verónica . —dijo señalando el pupitre.

Le hiciste una seña para saludarlo. Él pasó algo nervioso por tu lado, con una cara un tanto confundida.

Se sentó tenso en su silla, todo ese entorno rodeado de personas lo incomodaba bastante. Re-Destro nunca dejó que fuera a la escuela como un niño normal; esto era nuevo para él. Por lo demás, esto no es la U.A de Japón en donde enseñaban a manejar mejor quirks, esta es una escuela para personas normales; sin poderes; sin mutaciones, nada especial. Con que así era la vida antes del bebé luminoso.

《¡Imagina que todos son papas! Eso contrarresta la fobia social.》, pensó mirando las caras curiosas de sus nuevos compañeros. 《Ah, siento que le estoy robando la idea a alguien más…》

—¡Ps! Olaf. —le habló Verónica— ¿puedo dibujarte?

—¿Di…di…dibujarme? ¿A mi? ¿Por qué harías eso?

—Me encanta tu cabello. Serás mi muso. —soltó una risita.

—Mi cabello…—repitió mientras miraba uno de sus mechones blancos— Es que mi padre tiene una compañía de cosméticos y pues tienen mucho acondicionador. Igualmente gracias, no creo que mi pelo sea gran cosa.

—¡Eres muy gracioso!

Tu mirada casi incinera a Verónica. Qué creía que estaba haciendo coqueteando descaradamente con el personaje de un manga. Tu lápiz pagó las consecuencias de tu ira, pues terminó mordido completamente. Uno de tus desagradables tics, junto con rascarte compulsivamente la cabeza y cuello como respuesta al estrés.

Alguien entró al salón con una notita para la maestra.

—Señorita. —te señaló— el departamento de bomberos necesita que lleves el equipo médico que te llevaste el día viernes. Sé que con la hospitalización de tu padre se te olvidó. Tienes permiso de dirección para retirarte antes.

—Gracias.

《Supongo...》, pensaste mientras te despedías de tu clase.

Tu madre había pedido que no fueras a la escuela esa semana por lo traumático que había sido tu fin de semana.
Tu padre se encontraba en el hospital todavía con un par de costillas rotas y sin recordar mucho de lo sucedido. O eso decía; en el fondo no quería relatar la extraña experiencia que lo salvó. Estabas segura de que él jamás delataría a Geten.

Sea como fuere, era obvio que la escuela te estaba dando un día libre forzado. Aunque lo del equipo médico era verdad. Todavía traías tu mochila con el botiquín completo. La doctora Bianca se enojaría si veía que le faltaban insumos en la consulta.

Te apresuraste para llegar pronto a devolver todo.

Pasaste como de costumbre frente a una vieja gasolinera abandonada que quedaba camino a tu casa; al igual que unas casuchas sin dueño.
No se veía ningún alma entre la neblina de la mañana. El cielo gris y nublado le daba al camino el aspecto lúgubre típico de un cuento de crimen. Viste un perro cruzar la calle y hurgar en los basureros de la esquina. Nada particularmente extraño.

Ice cream ( Geten y tú) bnha Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu