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De día fue dormir y trabajar, como cualquier otro.
Pero de noche fue como si volvieran a ser chicos pequeños.

Se cambiaron rápido, se aseguraron de que sus padres estarían dormidos y salieron de la casa con la adrenalina de unos niños sabiendo que estaban haciendo algo mal, pero  a la vez llenos de vida y libertad de romper las reglas.

O al menos así se sentía Canadá. USA estaba mayormente irritable y nervioso por lo que estaban haciendo, lo que a sus ojos aún no se sentía real.

Pero, real o no, estaban en ese bosque otra vez, el estadounidense resoplando y quejándose en voz alta como si lo hubieran arrastrado hacia allí, ese sentimiento de nervios tan solo empeorando cuando notó a Argentina esperandolos apoyado contra un árbol.

El argentino bricó hasta Canadá, abrazándolo fuertemente en el proceso, de esa manera demostrando la emoción propia que venía también de él.
Sinceramente casi no había dormido en todo el día, su mente no podía descansar porque estaba constantemente pensando en Perú. Creó mil teorías de dónde podría estar, cada una más descabellada que la anterior pero igualmente posible en su alocada mente, se preguntaba cómo estaría y constantemente pensaba en cómo reaccionaría al volver a verlo, definitívamente no se separaría de él en días.
Se pasaba el tiempo haciendo planes de cómo encontrarlo y tratando de recordar hasta los más pequeños detalles de su captura... lo que no era muy dificil, pues aún lo recordaba como si hubiera pasado el día anterior. Ese momento había quedado paralizado en su memoria, como si el tiempo se hubiera detenido y hubiera quedado atrapado en la tragedia más dolorosa de su vida. Lo veía cuando cerraba los ojos, escuchaba los lloros de sus compañeros en el silencio, de no podía mirar hacia el cielo sin recordar la última mirada que los ojos amarillos del peruano le dieron...

- ¿Cómo estas? - Le preguntó Canadá

USA seguía con el ceño fruncido, pero una pequeña curiosidad lo invadió al notar un brillo de cariño en los ojos de su hermano.

- ¡Bien! ¿Y vos? - Respondió Argentina con emoción - ... ¿Ustedes? - Corrigió al notar a USA también allí

- Fine - Rió el canadiense por la felicidad - ¿No, US? -

El estadounidense, tan simpático como siempre, se rehusó a responder, en su lugar resoplando con fastidio y desviando la mirada como un niño quisquilloso que tan solo buscaba molestar.
Canadá no podía creer que esa era la misma persona que tantas veces lo había llamado infantil... a veces realmente quería darle un buen golpe para ver si así se calmaba, pero no lo haría porque era buena persona y su madre se enojaría...
Sin embargo no necesitó decir nada para poner al mayor en su lugar... Argentina se encargó de hacerlo.

- A ver, escuchame, pelotudito - Empezó a hablar mientras se acercaba al tricolor, su tono tan ácido y filoso que se hacía notar su poca paciencia - Mi amigo, hermano incluso, está desaparecido por alguien de tú especie. Vos estás aca para ayudar, así que hacé eso, porque si no ayudas, es más, si ATRASÁS la busqueda voy a arrancarte un brazo y forzarlo a traves de tu garganta hasta que lo cagues. - Amenazó, mirándolo a los ojos

Ambos norteamericanos sintieron ser recorridos por escalofríos.

- No tienes ese poder... - Murmuró el estadounidense tratando de verse menos intimidado mientras el ninfo se alejaba

El argentino lo miró por sobre el hombro, en sus ojos verdes llameaba una fría amenaza.

- El agua no puede controlar hacia donde va... pero, si se esfuerza un poco, quizá puede mantenerse quieta en un lugar... Tomá con cuidado la proxima vez que tengas sed. - Le advirtió con sequedad

Los ninfos (CanArg)Where stories live. Discover now